El día en que empezó todo. Los colores, los olores, los lugares, los sabores. Cargada de pasado y de futuro, la bicentenaria patria que nos parió -que está a la vuelta de la esquina, cada día, a cada rato-, que nos revienta y nos encanta, nos cobija y nos agrede, nos enternece y nos expulsa, nos une y nos divide. A nosotros, ciclotímicos, contradictorios, demasiado racionales, emotivos en exceso. Peleadores, ingeniosos, autodestructivos. Pícaros, vivos, bolú. Cumpas, mamados, chabones. Minas, ricachones, cancheros. Porteños, paisanos, rusos, negros.
El dulce de leche, pero la picana.
El colectivo, pero los gorilas.
La birome, pero la cometa.
Las huellas digitales, pero los vuelos de la muerte.
El policía bueno de la esquina. Y la yuta hija de puta.
El día del Felices Pascuas. Los huevos del Che Guevara.
Leguisamo por una cabeza. Los cabecitas negras.
Las tetas de Isabel Sarli. El culo contra Brasil en el '90.
Los corazones de Favoloro. Las corazonadas de Riverito y las manazas de Rivero.
El oído absoluto de Charly García.
El dolor absoluto del día en que murió Evita (pero también las paredes gritando "qué viva el cáncer").
La muñeca de Perón, las manos que le cortaron.
La mano de Dios (pero la mano dura, y la mano en la lata). Y cuando nos cortaron las piernas.
Palermo, rengo y todo, vacunando a las gallinas.
Los pollos de Mazzorín. Los pingüinos.
La pelota naranja que acarició el Beto Alonso.
Los pintores sin manos, pero los políticos sin vergüenza.
Los trenes haciendo patria en cada pueblo. Pero Menem deshaciendo la patria y los pueblos a la velocidad de un tren bala.
El inmortal padre del aula. Pero el padre Grassi. El cura Mugica, pero la Iglesia incurable.
El abrazo del alma que fotografió Ricardo Alfieri, pero las fotos que no puede sacar el alma de José Luis Cabezas.
Los dibujos de Tía Vicenta, los dibujos de Caras y Caretas, los dibujos de Fontanarrosa, pero los dibujos del INDEC.
Ni unidos ni dominados. Pero las dos cosas.
Ni olvido ni perdón. Pero las dos cosas.
La calle más larga, la gambeta más hermosa, las minas más lindas, el río más ancho, el acueducto más largo del mundo, pero las mentiras más grandes.
El Plan Austral.
El austral y triste invierno adelantado en las Malvinas. El otoño en Mendoza, con el alma hecha un niño. El verano porteño de Piazzola. La primavera democrática.
Los recreos de la primaria para hablar del Pulpo Negro de Narciso Ibáñez Menta. Los recreos de la secundaria para hablar de política, esa palabra tan mala, tan buena, tan política.
Los profes que enseñan a vivir, pero los burócratas del manual y la represión.
Aquella puteada del '90, sobre el Himno, a los italianos del Norte.
Los tanos y los gallegos que vinieron a hacer la América. Pero los nazis que llegaron a esconderse y los escoceses que se tomaba Galtieri.
Y las lágrimas del Diego la tarde en que contra Alemania nos robó un mejicano vestido de árbitro, que mejor que se dedique a la medicina. Y los argentinos que nos roban cada día, con guantes blancos, traje y corbata.
La colimba de mierda y la mierda que tuvo que pasar para que la colimba ya no sea.
Los asados de cada padre, el brindis con los amigos, las milanesas de la vieja, las pastas de la abuela.
Las Abuelas y las Madres. Los HIJOS.
Las callecitas de Buenos Aires que tienen ese qué se yo y el no sé qué de las callecitas de Humahuaca.
Los espejos de Borges, que deforman.
Los cronopios de Cortázar. Pero la fama de Ricardo Fort y el jarrón de Cóppola.
El Instituto Di Tella y la Siam Di Tella.
El magiclick, pero la chantada.
Pizza, birra, faso. Pero pizzán con champán.
La grandiosa "Historia Oficial" y las historias oficiales miserables.
La Gran Willy, pero el curro.
El by-pass, pero el corralito.
La asignación universal, pero el Rodrigazo.
El día en que las vacas vuelen y el ministro Whebe baje la inflación.
La soda, el mate, el cine porno.
El pornográfico indulto un día de los Inocentes.
La Conquista del Desierto. Pero los pueblos que no desertan en su lucha para conquistar la verdad, la justicia, la tierra.
Las patas en la fuente, pero las urnas bien guardadas.
Las penas de nosotros, las vaquitas ajenas.
La madrugada de la 125 y esos días en que los dueños de la tierra se hicieron los dueños de la bandera.
Las banderas arriadas, el arriero va...
El Valle de la Luna y la luna tucumana. Pero Bussi.
Las playas de Mar del Plata que un día conocieron los trabajadores sin mar, el Obelisco, las sierras cordobesas con Coca y ferné, los colores de Purmamarca, el glaciar Perito Moreno.
Los sueños de Moreno y de Belgrano, pero las pesadillas de la Alianza que se fue en helicóptero y dejó la casa en desorden.
Los fraudes patrióticos, las patrias fraudulentas que nos vendieron y nos venden en los manuales y en las tapas de los diarios.
La limpieza del Riachuelo, el sucio "Estamos ganando", los 5 presidentes en una semana, las traiciones al Día de la Lealtad.
Dos potencias se saludan.
El gauchito Gil y Ceferino Namuncurá.
Bilardo y Menotti.
Civilización y barbarie.
Derechos y humanos.
El locro y el Torino.
El Negro Olmedo y Lola Mora. Pero el diputrucho y Cavallo.
Rodolfo Walsh y Juana Azurduy. Pero "algo habrán hecho", "en algo andarán".
El Cordobazo. Pero la Patagonia Trágica.
Perón del '45. Pero Perón del '74.
El pueblo en la calle. Pero Kosteky y Santillán.
Los mejores golpes de Carlitos Monzón. Pero los peores golpes también.
Mercedes Sosa y Fangio, que fue Gardel. Pero Martínez de Hoz y Roca.
San Martín, Rosas, Perón. Irigoyen, Alem, Alfonsín.
Braden o Perón. Perón-Perón. Peronismo sin Perón, antiperonismo peronista.
Los desesperados por esperanzarse, los que no esperan, los inesperados.
Los patrioteros, los apátridas, los patriotas, los despatriados.
Los que vinieron, los exiliados, los que se fueron gritando "que se vayan todos", los que están volviendo, los que nunca se irán.
Los argentinos en el extranjero, los extraños, los que extrañan; los extranjeros que son argentinos, como Eduardo Galeano y Joan Manuel Serrat.
El general que volvió porque le dio el cuero, pero puso las barbas en remojo y echó a los imberbes de la Plaza. Y el otro general que en la Plaza gritó si quieren venir que vengan. Y se fue.
Lo latinoamericanos que fuimos, que no quisimos ser, que ojalá seamos.
No los voy a defraudar. Castelli quedándose sin lengua. Que la sigan mamando. Conchita podá la parra. Por cada uno de los nuestros caerán cinco de los de ellos. Hay que matarlos a todos. Sin más armas en la mano que un 10 en la camiseta. El que apuesta al dólar pierde. El que no salta es un inglés. Dicen que soy aburrido. El voto no positivo. Todo por dos pesos. Los hermanos sean unidos, esa es la ley primera. Barrilete cósmico de qué planeta viniste. La crisis causó dos nuevas muertes. Renuncie, montonera, renuncie. Piquete y cacerola, ¿la lucha es una sola?
Los laureles que supimos conseguir; las veces que nos dormimos en los laureles y no juramos con gloria morir.
Y que vamo' a salir campeone' otra vez como en el '86…
J.P.G.
