miércoles, 28 de abril de 2010

Y ya lo ve, y ya lo ve...

Antes el chiste decía que no era tanto delito asaltar un banco como fundarlo. Ahora, lo que se ha puesto de moda –merced a su repetición ametrallante, todos y cada uno de los días en todos y cada uno de los canales– es esa publicidad discriminatoria en la que alguien pretende enseñarnos: “robar cable es delito”, advierten los señores que se quedan con la mayor parte de la torta. Y mientras ponen la cara de un preso feo, sucio y malo, nos asustan: “si robás cable, podés terminar mirando tele con él”.
En realidad, a esta altura de los acontecimientos, robar cable debería ser sancionado con 100 años de perdón.

MALDITO MONOPOLIO


En La Pampa se impuso, como en tantos otros lugares del país –y con una naturalidad propia de estas llanas tierras de mediocridades– el monopolio que con la complicidad de unos cuantos actores oficiales llevó por nombre “Teledigital”. Ese sello es el fruto de la fusión de Multicanal y Cablevisión. Fusión que aunque en la práctica ya está operando,
sólo tiene el visto bueno oficial de manera parcial.
Esa ambigüedad es la que permite, entre otras cosas, que la empresa se presente como una sola cuando le conviene, pero que haga de cuenta que son dos firmas diferentes si le puede sacar rédito a esa situación.
Teledigital tiene, según repiten los propios promotores de la empresa, 28 mil abonados únicamente en Santa Rosa y zona. Hagamos cuentas: en bruto es un ingreso de 33.600.000 pesos al año. Sí: más de 30 palos. Una cifra de recursos que, obviamente, no anda circulando por la ciudad, sino que va a parar a cuentas bancarias que están lejos de quedarse en la provincia.
A eso habría que sumar el “detalle” de lo que al monopolio le ingresaba por los distintos codificados: el fútbol (que ya no tiene), la pornografía, el cine de calidad. Y también hay que agregar lo que se recauda en el resto de las ciudades pampeanas, también en manos del mismo grupo.

COMPLICIDAD E IGNORANCIA


Las empresas se aprovechan no sólo de la complicidad del Estado para facilitar la concentración económica avalando fusiones impresentables, sino también de una cierta ignorancia de los propios usuarios, que extrañamente pueden acceder a la información detallada de las obligaciones que tienen esas empresas.
El abuso está tan a la orden del día que el año pasado apenas pudo aprobarse un tibio proyecto en la Cámara de Diputados, para preguntar –sólo preguntar, al menos por ahora– si el monopolio de la TV por cable cumple con los requisitos que exige la oficina de Defensa de la Competencia. La respuesta es obvia: el Grupo Clarín no ofrece en La Pampa ninguna “tarifa social” como corresponde.
Mientras tanto, una vez concretada –aunque con retardo– el cumplimiento de la promesa oficial de modificar la Ley de Medios no alcanza para que esté en vigencia, porque la complicidad de actores judiciales impresentables están trabando la ley de la democracia y mantiene en vigencia la normativa que impusieron el gobierno de Jorge Rafael Videla y Alfredo Martínez de Hoz.
Las cooperativas, incluidas las de nuestra provincia, siguen esperando que algo de todo lo dicho –y aprobado en forma de ley– se vuelva hecho.
El obstáculo actual es uno más de los tantos que ese proceso tuvo que superar, incluyendo la tibia posición de algunos legisladores. Pero la presión social fue tal que hasta personajes como el pampeano Manuel Justo Baladrón –que se acomodó en el debate como presidente de la comisión de Comunicaciones– terminaron alzando la mano, pese a ser un histórico amigo de los Clarin’s boy de La Pampa. Ahora Baladrón es integrante de la autoridad de aplicación, pero ha mostrado un silencio "llamativo", según calificó el intendente Torroba.

ATROPELLO Y PRESIONES


Lo que más asusta es la naturalidad con la que este atropello se hace carne: el episodio de la fibra óptica ilegal no es el primero. Mientras la Municipalidad aparecía en una severísima crisis económica y financiera, que arregló en parte castigando el bolsillo de los vecinos e incrementando el costo de los servicios públicos, este pulpo empresarial y sus socios locales seguían gozando del insólito privilegio de pagar con “canje publicitario” el espacio aéreo.
Menos mal que también en ese sentido apareció una ofensiva para derogar la ordenanza que establecía ese beneficio, que además durante largos años fue utilizada para rédito partidario y sectorial, ya que lo que se presentó como “publicidad municipal” fue en realidad burda propaganda de algunos representantes del funcionariaje vernáculo.
A lo mejor fue pura casualidad, pero justo en medio de esa leve operación de esclarecimiento de algunos de los derechos de los ciudadanos, ciertos representantes del Grupo Clarín organizaron una suerte de ágape en tono de fiesta. La excusa para sacarse una foto con el gobernador Oscar Mario Jorge y con el intendente Francisco Torroba fue la inauguración de una señal de cable y de un estudio televisivo.
Pura pantomima y puro discurso: en ese encuentro, los que pretendieron mostrarse como representantes de pequeñas y medianas empresas son los mismos que –desde hace tiempo, a veces en las sombras y a veces no tanto– hacen lobby en beneficio del monopolio más influyente en la vida de los argentinos y de los pampeanos.

J.P.G.

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