Un poco de historia

Hubo una vez en que la televisión por cable apenas asomaba, y en Santa Rosa –como en General Pico y otras localidades– había competencia. Los cables, además, estaban en manos de empresarios locales.
El viejo Canal 2 era Difusora S.R.L., la firma en la que aparecían Oscar Eyheramonho, Héctor Domato, Horacio y Oscar Guibelalde.
Pampa TV estaba en manos de la familia del escribano Antonio Nemesio (sus hijos son Horacio, Luis, Jorge y Rubén).
En el año ’94 Clarín, a través de Multicanal, compró Difusora S.R.L., además de las dos empresas de cable de General Pico, a las que unificó.
En el año 2000 Teledigital Cable –en ese entonces propiedad del Grupo Hicks– compró Pampa TV y además los cables de Realicó, Ingeniero Luiggi, Parera, Hilario Lagos y Larroudé.
Después el Grupo Clarín se quedó con Cablevisión y Teledigital, con lo cual pasó a monopolizar el mercado, no sólo en Santa Rosa y en La Pampa sino en
numerosos puntos del país. El Comité Federal de Radiodifusión no avaló formal y definitivamente la fusión, que se da de hecho. A tal punto que en Santa Rosa, aunque en teoría hay dos empresas, hay una sola oficina comercial y técnica, en la Avenida San Martín. Ahí funciona también la única planta transmisora.
Eso hizo que se vaciara la oficina de la calle Escalante (de la vieja Difusora SRL), que se desarmen los equipos técnicos, se quiten las antenas satelitales en uso y se trasladaran los empleados.
También se hace un solo tendido físico (el cable), por medio del cual le dan servicio a los abonados. Fuentes que saben del tema confirmaron que se retiró el cableado de la vieja Difusora y lo dejaron únicamente en aquellas zonas donde la nueva empresa no llegaba, como por ejemplo la zona de quintas cercana a Toay. El resto de los abonados fue traspasado de un plumazo.
También se unificó la programación, más allá de que los abonados recibieron hasta no hace mucho su boleta con distintos recibos comerciales. No sólo dan lo mismo sino que hasta la grilla de canales tenía el mismo orden. Obviamente el valor del abono es igual y los empleados son los mismos: aunque les pagaban con distintos recibos, aparecen mezclados entre sí.
En la práctica, las “dos empresas” que conforman el monopolio local, también tuvieron un mismo gerente: el piquense Roberto Córdoba.