viernes, 2 de septiembre de 2011

Usureros móviles

Como acertadamente lo sentenciara la precámbrica Mirtha Legrand de Tinayre “el público siempre se renueva”.
Y parece que a los “televendedores” esta máxima de la señora de los teléfonos blancos, se les ha hecho carne, puesto que –quién más, quién menos– a todos los usuarios de telefonía celular les toca mes a mes la llamadita para ofertarles alguna porquería de las trilladas.
Pero, como el hombre suele ser un animal evolutivo, los versos van mutando. Que tienen bien armado el circo ya lo compramos esta vez. Que a los consumidores de este (mal) servicio los cagan como desde arriba de un palo, también ya se comentó. Y que –particularmente– los de la ex CTI son especialistas en usura mediante el invento de cualquier patraña que abulte la factura, fue denunciado en su momento.Ahora la “treta” de una impune organización delictiva es más sutil. Y es la siguiente: los “televendedores” llaman al boleo a cualquier número de Claro, Movistar o Personal y con el verso de que están ofreciendo un nuevo servicio que la rompe (puede ser el cambio de equipo por dos pesos ($2), una recategorización, el regalo de puntos o mensajes o algo en calidad de usuario calificado, y otra sarta de mentiras), piden datos o tantean el terreno. Generalmente se presentan como “televendedores de ..... (rellenar con la empresa prestataria)” y no saben con quién están hablando. Es decir, no conocen al titular de la línea. Pero otras veces sí lo saben, y eso es más preocupante, ya que no existe una guía pública de celulares, por lo que se infiere que consiguen los números con algunas malas artes en las prestadoras. Porque si fueran las empresas mencionadas ¿para qué llamarían desde un número fantasma?
¿Cómo se sabe que son una organización delictiva? Fácil: en el celular aparece “número privado” o “ningún número”, lo que hace –por lo menos para cualquier usuario medio– imposible rastrear la llamada o ni siquiera denunciar (ante la policía o ante Defensa del Consumidor) a los timadores.
Una vez más se reclama desde aquí que también este millonario negocio de la telefonía móvil (como ya sucedió con otros) sea “nacionalizado”, sea abierto a las cooperativas para que puedan “competir” o que, al menos, sea ajustado a la realidad mediante la exigencia de cumplimiento legal. Porque encima es carísimo y muy malo, deficiente.

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