Matrimonios y algo más...

Mientras el senador radical Juan Carlos Marino tendrá que lidiar en el FrePam para que los problemas de relaciones no terminen en un divorcio o separación de hecho, la verdad es que al lado del pacto implícito que tiene con Carlos Verna, el "matrimonio gay" al que se opusieron es un poroto…
Decididamente, en el caso de Verna y Marino se ha formado una pareja.


EL DIVORCIO
La situación que genera en el Frente Pampeano la decisión de Marino de rechazar el matrimonio igualitario, es un claro camino hacia el divorcio, sobre todo para aquellos sectores de ese espacio político que quedaron convencidos de que el legislador al menos cumpliría con su palabra de no oponerse a la iniciativa.
Es probable que detro del FrePam haya quienes se sintieron traicionados.
Marino había buscado su “equilibrio” personal, para quedar bien con Dios y con el Diablo: mentó desde un principio la trampa legislativa de la “unión civil” y logró que una supuesta asamblea dirigencial del FrePam le diera un “medio mandato” para inclinarse por esa postura, finalmente impugnada, como era lógico.
Pero en la reunión que se hizo en la UCR, según recuerdan algunos dirigentes de ese partido y de las fuerzas políticas que son socias en el FrePam, Marino dijo claramente que no votaría por el rechazo al matrimonio igualitario. A la hora de la verdad, su mano alzada se sumó a la de quienes se opusieron al nuevo otorgamiento de derechos a una minoría, en consonancia con los sectores más conservadores de la Iglesia Católica.
Dentro del Frente Pampeano, el Partido del Frente ya había dicho que estaba a favor de la iniciativa: uno de sus referentes en la provincia sigue siendo Santiago Ferrigno, delegado local del Instituto Contra la Discriminación que propició la aceptación del proyecto.
El Socialismo también fue contundente en su apoyo: una de las representantes en la reunión que dio “medio mandato” fue Laura Iglesias, quien es referente del sector Mujeres por la Solidaridad. Ella fue una de las que públicamente confió en la palabra de Marino respecto de que no se opondría.
Para completar el panorama, un torrobista del riñón como el concejal Gastón Massari Copes se quejó de que no lo invitaron y avisó incluso antes de la sesión que en realidad Marino no votaría según una indicación de su partido sino como se le antojara.
El intendente Francisco Torroba sí estuvo en la reunión y nunca se supo públicamente cuál es su posición sobre este tema, aunque no es ningún secreto su aceitada vinculación con los jerarcas de la Iglesia Católica local que en la semana previa a la votación presionaron a los senadores para que no respaldaran la media sanción.

SIEMPRE LIBRE
En el PJ la lógica de toma de decisiones es distinta: desde hace un tiempo parece que Carlos Verna hace lo que quiere, sin consultar al gobernador ni a otros dirigentes. Sólo se escuchan los posteriores pataleos del presidente del PJ local, Rubén Marín, o de algunos otros dirigentes.
Habrá que ver si frente a esta situación ocurre lo mismo, sobre todo después de que Marín
pasara a la inmortalidad su discriminación a los homosexuales, cuando despectivamente refirió a sus enemigos internos como "peronistas gay".
Eso no implica que Verna no tenga que soportar en los tiempos que vienen algunos pases de factura, que también van a poner en debate al ya fragmentado PJ.
Pero la estrategia de Verna –y su permanente y silenciosa coequiper María de los Ángeles Higonet– parece estar clara en al menos dos sentidos: oponerse en temas de fondo al gobierno nacional kirchnerista y tejer una alianza tácita con Marino en defensa del interés del poder concentrado, el establishment político y financiero, las patronales agropecuarias, las corporaciones mediáticas, la jerarquía eclesial y otros referentes del pensamiento de la derecha conservadora nacional.
Como era de prever cuando en las elecciones de junio del año pasado los electores pampeanos se encontraron en el cuarto oscuro con un combo terrible de propuestas derechosas.

J. P. G.