sábado, 28 de mayo de 2011

Los nombres de la vergüenza

Edificio de la UNLPam
La ola indigenista se extiende, en buena hora, en el país y nuestra provincia. A los periódicos pedidos y actos para que a la avenida Julio Argentino Roca de Santa Rosa, una de las arterias troncales más importantes de la ciudad, se le quite ese nombre, se suman solicitudes en el mismo sentido para la plaza que está en la estación de trenes y el edificio de la Universidad Nacional de La Pampa.
Es que el hosco, espantoso y lóbrego templo del saber superior pampeano se llama nada menos que “Centenario de la Conquista del Desierto”, en recordación del exterminio de una raza por parte del “hombre blanco”. La iniciativa partió de un grupo de alumnos de la UNLPam, que, con criterio, ven que la denominación del lugar en donde estudian es casi una aberración.
Los estudiantes pidieron, a través de un proyecto, que se cambie la actual denominación del edificio de la Universidad de Coronel Gil (otro militar) 353.
En nombre de la construcción, claro, fue impuesto en época de la última dictadura, pero incluso hay una historia curiosa allí.En el año 1982 el interventor del momento, José Ariel Nuñez, decidió cambiarle el nombre al bodoque de cemento sin ventanas, que había sido inaugurado tres años antes. Se sabe que los uniformados, en general, no son muy amigos de la cultura y la educación; en realidad, todo lo contrario. Cuando tuvieron que ponerle un nombre a la caja de zapatos escolástica, por supuesto que tenía que ser algo que resaltase alguna “hazaña” militar, en la que hubiera corrido mucha sangre de los enemigos. La más a mano siempre es la limpieza étnica diseñada y ejecutada por el gobierno nacional contra los pueblos originarios. Particularmente la parte realizada por el terrible teniente general de temple idéntico a su apellido.
Pero, vaya uno a saber porqué, la frase escrita en la piedra fue “Centenario de las Campañas del Desierto”, nombre que se prestaba a confusión y que por eso fue trocado por el actual.
En Winifreda medidas similares ya fueron implementadas. El año pasado se eliminaron los nombre de Julio Argentino Roca y Conquista del Desierto a dos calles de la localidad, por “Presidente Raúl Alfonsín” y “Pueblo Ranquel”, como forma de rechazar el genocidio y darle un tinte más democrático a la denominación del ejido.
La colocación de un nombre a una calle se considera un “homenaje”, por lo que poco feliz resulta apelar a figuras que debieran revestir una vergüenza más que un orgullo. 
En la ciudad capital todavía quedan resabios de un pasado poco feliz en la historia argentina. Quitarle los nombres de hombres o acciones que son sinónimo de muerte, opresión, genocidio y dictadura, si bien son acciones simbólicas, ayudarían a enmendar un poco esta situación.

2 comentarios:

Rupertoooeee dijo...

Yo le pondría: Vayansé todos a la re concha de su madre.

EL PAMPERO dijo...

Muy buen artículo, son pequeños pasos y voluntades que se suman en el camino hacia la verdad histórica y la recuperación de la memoria. FELICITACIONES

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