domingo, 26 de septiembre de 2010

Retrato de Asdrúbal Parera

1. El retrato de Asdrúbal Parera es sencillo: periodista explorador de bajos fondos que observa los detalles en las diagonales de un espejo y habla de Ricardo Piglia cuando repite dormido: Añoramos un lenguaje más primitivo que el nuestro. Los antepasados hablan de una época donde las palabras se extendían con la serenidad de la llanura. Era posible seguir el rumbo y vagar durante horas sin perder el sentido, porque el lenguaje no se bifurcaba y se expandía y se ramificaba, hasta convertirse en este río donde están todos los cauces y donde nadie puede vivir, porque nadie tiene patria. El insomnio es la enfermedad de la nación. El rumor de las voces es continuo y sus cambios suenan noche y día. Parece una turbina que marcha con el alma de los muertos, dice el viejo Berenson.


2. Asdrúbal deja siempre pasar el viento de emociones que le provoca corregir otro escrito diario jamás publicado y gusta de narrar los recuerdos de aquella noche sin hotel, en Ámsterdam, durmiendo en la penumbra ocre desconocida, cuando leyó un fragmento de Truman Capote: Aparte de que no combinaban sus cuerpos ni creían tampoco hacerlo, pese a que esta clase de cosas no hubiera sido una novedad en la granja, eran como amantes. De todas las estaciones no hay ninguna tan demoledora como la primavera: los tallos revientan la endurecida costra helada de la tierra, las hojas abren la piel de las viejas ramas amortajadas, el dormido viento rasga el espacio entre rebrotados verdes. Y lo mismo le ocurría a Mr.Schaeffer que sentía un resquebrajamiento, un desentumecimiento de los músculos endurecidos.
 

3. Este periodista, Asdrúbal Parera, está ansioso por jugar con el arte del aeromodelismo, por echar un vistazo obligatorio a todas y cada una de las fotos en el periódico. Quiere leer y leer y después ser otra cosa. Piensa que no le gusta la palabra Escocia y en la maestría delirante de Juan Filloy: Hay en el cielo un apóstol loco. Inveteradamente, exhibiendo la hostia lunar en la mano, vaga en busca de gargantas herejes. Las estrellas conocen su delirio eucarístico, le espían tras las cerraduras celestes. Pasa. Y, ni bien pasa, salen con ojo insidioso a reír en las calles de la noche. El sol, a veces, se compadece y para aplacar su ira, simula fervores de beato…¡traga la hostia en la comunión de los eclipses!
 

4. Asdrúbal no quiere sufrir una contractura en el grito masificado de un doble en un partido que perdió al basketball el equipo de Obras Sanitarias. Y también vibra con el inconfundible Miles Davis para acallar las voces que cuchichean en el departamento. Siente la blancura del horizonte antártico mudo que jamás volverá a ver (sólo hizo un viaje y quedó idiotizado con la falta de colores del continente del fin del mundo). Y vuelve a los libros. De pronto aparece William Burroughs y su lastre de todo: La consulta del médico estaba situada en plena zona de yonquis, en la calle 102, cerca de Broadway. Era un viejo chocho incapaz de oponer resistencia a los yonquis que acudían a su consulta y que, de hecho, eran sus únicos pacientes. Debía de sentirse importante al ver su sala de espera llena de gente. Supongo que había llegado a un punto en el que era capaz de modificar la apariencia de las cosas según sus deseos, y cuando miraba su sala de espera debía de ver una clientela distinguida, probablemente bien vestida al estilo 1910, en lugar de aquel montón de yonquis con pinta de ratas en busca de una receta de morfina.
 

5. El retrato de Asdrúbal Perreira es básico: es un explorador de bajos fondos que inventa noticias y tiene fúlgida aspereza en los ojos y en la camisa, uñas de ratón, los colmillos flojos por el tembleque de los labios, la voz aletargada por el rebote de mil seiscientas rayas sin nombre perdidas en la oscuridad oceánica del silencio, ese mar mudo de comentarios anacarados de la gente que lo rodea y el vaivén atroz de las tardes, la humedad, los vasitos de gin puro, las mujeres y los días.
Negro Vachino

8 comentarios:

Anónimo dijo...

El fisgon hace muchoooo tiempo que viene meando fuera del bate..., ya nadie les cree nada

Anónimo dijo...

Y vos, nadie, a quién le creés?

fisgonera dijo...

Y debe ser uno que necesita creer en algo. Probrá con Servi Trinitatis.

Austin Power dijo...

Nononoono, no tiren la pelota hacia otro lado, que para muchos el fisgon haya perdido credibilidad, no quiere decir que los que no creamos mas en éste pasquin necesitemos creen en servi trinitatis, ó en su defecto que seamos tiernistas o derechosos.., no agiten la teoría de los dos demonios..., no busques (fisgonera), tirar la pelota fuera de la cancha, hagan una autocritica y ustedes mismos podrán ver lo que digo.
Confunden todo, creen que todo es lo mismo y no es así, Ustedes eran algo distinto y hoy no lo son, porducto de su propia confusión, creen que cagarse en todo es la respuesta "original" y no es así, para cagarse en todo hay que saber, esto es como las artes plásticas, Picasso para romper la forma, primero supo manejarla, una vez que tuvo dominio sobre la forma la destrozó, hoy cualquiera destroza la forma porque en realidad no sabe nada de la forma y Ustedes se garcan en todo porque en realidad no tienen idea de nada.

Anónimo dijo...

¿Tanto sabés vos?

fisgonera dijo...

No Austin, no entendiste nada. Nadie te dice que seas tiernista, al contrario. Lo que a vos te pasó es que antes estabas en la "oposición", pero ahora que conseguiste conchabo, después del sorete, no te gusta que critiquen. Entonces ¿quién es el que cambió? Y además, descreé de los que dicen "muchos tal cosa", "la gente tal otra". ¿Cuántos son? esa es la escuela de Chiche Gelblung papá, que a su vez viene desde Göebbles. Sacandote a vos, que recién diste la cara, y a tus alter egos, naninga.

Austin Power dijo...

Perdón Fisgonera, Austin NO, yo soy Austin Power, solamente Austin para algunos amigos/as, y no es tu caso.

Adeu..!!!

Anónimo dijo...

Qué comentario más inteligente!

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