martes, 23 de febrero de 2010

“Tener identidad es lo más lindo que hay”

“Las Abuelas de Plaza de Mayo queremos comunicar que hemos encontrado a otro nieto que durante más de 32 años vivió privado de su identidad. Francisco Madariaga Quintela es hijo de Silvia Mónica Quintela y Abel Pedro Madariaga, ambos militantes de la organización Montoneros. Silvia fue secuestrada el 17 de enero de 1977 en Florida, provincia de Buenos Aires, embarazada de cuatro meses. Su compañero Abel sobrevivió y partió al exilio. En 1983, de vuelta en la Argentina, emprendió personalmente la búsqueda de su hijo y se incorporó a la Asociación”, informó la organización social desde su portal de Internet.
Silvia nació el 27 de noviembre de 1948 en la localidad de Punta Chica, partido de San Fernando. Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires y, al momento de su secuestro, estaba terminando su residencia como cirujana en el Hospital Municipal de Tigre. Fue detenida en Florida, zona norte del Gran Buenos Aires. Militaba en Montoneros. Sus compañeros la conocían como “María”.
Según testimonios de sobrevivientes, Silvia permaneció en el Centro Clandestino de Detención “El Campito”, en Campo de Mayo, y en julio de 1977 se le practicó una cesárea en el Hospital Militar. Silvia, de 28 años, dio a luz a un varón al que –tal como deseaban con su compañero– llamó Francisco.
Francisco se acercó a Abuelas el 3 de febrero último, bajo el nombre de Alejandro Ramiro Gallo manifestando creer ser hijo de desaparecidos. Desde hacía mucho tiempo tenía dudas sobre su identidad por lo que decidió preguntar a la mujer que decía ser “su madre” si tenía información sobre su origen. Fue allí que la señora Inés Susana Colombo le confesó que lo habían traído de Campo de Mayo y que había posibilidades de que fuera hijo de desaparecidos.
El joven se presentó en Abuelas acompañado por Colombo quien dijo que su ex esposo, Víctor Alejandro Gallo, era oficial de Inteligencia del Ejército Argentino y que en el año 1977 le comunicó que había un niño abandonado en el Hospital Militar de Campo de Mayo, a lo que ella respondió que “cómo iban a dejar a un niño abandonado, que lo trajeran” (sic). Gallo llevó al bebé a su casa el 10 de julio de 1977 todavía con el cordón umbilical, lo que le indicaba que había nacido hacía muy pocos días.
Tanto Francisco como Colombo indicaron que Víctor Gallo dispensaba un trato violento para ambos, relatando minuciosamente diversas agresiones físicas y psicológicas. Gallo, quien se desempeñaba como oficial del Ejército durante la última dictadura cuenta también en su haber sido miembro del batallón 601. Ya en democracia participó en el robo de una empresa financiera, en la década del 80, y de un hecho criminal en el que se asesinó a una familia conocido como la “Masacre de Benavides”, hechos por los cuales estuvo detenido.
El prontuario de este apropiador suma también su participación en los “levantamientos carapintadas ocurridos” en los 80; entre otras cosas. En la actualidad, hasta su detención el pasado viernes, se desempeñaba como empresario de seguridad privada, “dueño” de la empresa Lince Seguridad.
Francisco Madariaga Quintela afirmó este mediodía que “tener identidad es lo más lindo que hay” y aseguró que siempre sintió que no pertenecía a la familia en donde vivía porque “eran muy violentos”.
“Fueron muchos años de sentir dudas y un gran vacío”, declaró Francisco, ante decenas de periodistas y fotógrafos en la sede de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
El muchacho se enteró la semana pasada de su verdadera identidad cuando se conocieron los resultados de muestras de ADN que se habían tomado a principios de febrero aconsejado por la institución que preside Estela de Carlotto.
“Tener un hijo desaparecido es como tener un agujero en el alma y hoy mi alma revienta de alegría”, expresó Pedro Madariaga, de 58 años, y aseguró que Francisco “es un tigre, es muy parecido a su madre pero pobrecito tiene algunos rasgos míos”, bromeó.
“Yo no pertenecía a ese lugar”, dijo el joven en alusión a sus apropiadores, y aconsejó a quienes como él tienen dudas sobre su identidad a “no traicionarse” y a “buscar siempre la verdad”.
“Cuando entró por esa puerta nos reconocimos inmediatamente y no nos separamos más”, concluyó el padre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá se terminen de cerrar todos los agujeros en el alma de los que buscan a sus familiares.Mas allá de cualquier ideología,nadie tiene derecho a desaparecer ni secuestrar ni apropiar personas.
Este padre y este hijo perdieron 31 años de su vida, eso no tiene perdón!

soliman el magnifico dijo...

firmo lo que dice el señor anonimo y apoyar esta gran obra que llevan adelante las abuelas. ahora para cuando juicio y condena a los civiles complices de los milicos que la jugaron de entregadores sean politicos, sindicalistas, curas, empresarios y periodistas que encima hay algunos que ahora se la dan de grandes defensores de los derechos humanos y que en la epoca de los milicos buchoniaban a todo el mundo.

Anónimo dijo...

En muchos de los juicios hay civiles querellados pero no siempre hay pruebas. Nos vamos a tener que conformar con la condena social.Dentro de los radicales está lleno de ese tipo de gente, vendieron la hermana para que no los tocaran. Un asco!

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