miércoles, 20 de enero de 2010

Hasta siempre comandante Soria


Al principio nos pegamos un julepe tremebundo, pensando lo peor, quizás sensibilizados por la publicación de las estadísticas que indican un mayor índice de sacrificios en los finales y comienzos de cada año. ¿Pero por qué justo él, que apostó a la creación, ahora nos ultima con esto?
Para auto convencernos de que no pasaba nada grave, revisamos obsesivamente los diarios de los últimos quince o veinte diciembres y eneros; enceguecidos por leer la mayor cantidad de pelotudeces posibles que nos diluyeran las aparentes malas nuevas. Anhelamos que los pardos presagios fueran absorbidos por las inanes notas de verano de los cotidianos, garabateadas con la impunidad que da la soledad estival de las redacciones, la apatía turística de los “superiores” y la inconciencia de los aprendices, escapistas de la alfabetización, que son cruelmente puestos al mando de un montón de teclitas desordenadas y directivas incomprensibles.
“A partir de este momento me despido de este blog” fue la enigmática frase que –retumbando– disparó la preocupación. “Mi corazón estará siempre con todos los pampeanos”, seguimos leyendo, boquiabiertos.
¿Por qué tan drástica decisión? ¿Por qué un hombre de dios nos haría algo así, si se supone que dios es bueno? ¿Si esto no es pecado, el pecado dónde está?
Las lágrimas nos impidieron continuar la lectura, hasta el día siguiente que –inflando el pecho– encaramos decididos la “nota”.
Y ahí nos enteramos que, si bien el suceso no resultaba tan pero tan luctuoso como pareció al principio, era, sí, una pérdida irreparable para la historia del blogueo pampeano.
Concretamente, estamos propalando la página negra: “quiero dejarles todo mis cariños a quienes han compartido conmigo todas las publicaciones que hemos brindado desde Guatraché y Abramo en este querido Blog de Iglesiapampeana, a partir de este momento me despido de este blog ya que con las actividades de enero y mí traslado he dicidido abandonar las publicaciones y los comentarios con los que estuve acompañando a la Iglesia en la Pampa desde acá”. Dios perdona todo, dicen, hasta unas ortografía y gramática “satánicas”.
Como sea, el alma nos volvió al cuerpo unos días después, cuando el Padre Cristóbal posteó algo que había dicho el benemérito señor Monseñor Poli (“hay que apesebrar el corazón”, tiró), que si no ya estábamos de luto por la muerte del inigualable blog Iglesia de La Pampa. Ah, y suerte Padre Soria en los nuevos horizontes, que siga propagando la educación y la palabra de dios.

2 comentarios:

fisgonera dijo...

Ayyy por Dios!!! que susto me pegué!!!!

Anónimo dijo...

Boludos bosteros, así les fue esta noche, póngase vaselina. Le hicimos precio

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