Hoy es el último domingo sin fútbol de primera. Porque el próximo fin de semana la pelota vuelve a rodar.
El asunto que todavía no parece definido es si la primera fecha será televisada, y en ese caso cómo y por dónde. La guerra en torno a un multimillonario negocio tendrá vencedores y vencidos.
Por lo pronto, las rabietas del Grupo Clarín parecen colocarlo claramente en el segundo de los bandos, después de la celebrada victoria electoral del 28 de junio.
El periodismo más cercano al gobierno aprovecha la ocasión y sale con los tapones de punta, amuchando todo: desde los hijos de Ernestina hasta la impunidad de Papel Prensa. En otro rincón -o en el medio de todo- Julio Grondona, viejo zorro, probablemente se las rebusque para seguir acumulando poder y manejándolo a su antojo (y poder incluye, desde ya, dinero).
Lo que estaría bueno es que entre los vencedores se cuenten también a los ciudadanos comunes: las personas de carne y hueso, los hinchas que siguen creyendo que el fútbol es una pasión de multitudes.
Frente a semejante choque de mafias, la verdad, es imposible creerse el cuento de que hay un Lobo Feroz malo muy malo y una Caperucita buena muy buena que va a visitar a la Abuelita vieja muy vieja. Está todo mezclado y es imposible zafar totalmente de las tramoyas en beneficio de tales o cuales grupos, sectores y personas. Por eso a esta altura lo único que uno puede esperar es que, ya que va a haber semejante repartija, ya que ahora se arma un desbande de puta madre, al menos caiga alguna fichita para el lado de la Justicia, y en una de esas... ¿quién te dice? Podemos ver el fútbol grande un poco más barato.
El tema ha servido para comparar nuestro sistema con el del resto de América, o con Europa. También ha permitido el regreso de máximas gorilistas según las cuales el Estado no puede meter la cola en estas cosas porque no le corresponde...
Se vende impunemente el discurso de que el Estado "gastaría" más de 600 millones "mientras hay tantos pobres"... como si esos 600 millones no pudieran convertirse en ganancias siderales. ¿O es acaso que hay alguna ley que dice que el Estado únicamente tiene que ocuparse de aquellas cosas que no le convienen, dejando en las manos de los privados -y encima, de los monopolios- todo lo que arroje buenos dividendos?
Bien manejado (lo que no es poco pedir teniendo el país que tenemos, los políticos que tenemos, los administradores que tenemos), el fútbol en manos del Estado podría ser un negoción, pero de veras un negoción para luchar contra la pobreza, mejorar la salud y dotar de mejor infraestructura a la Educación.
Pero es cierto... prende más el otro discurso: la perorata indignada con la "estatización" bolivariana, la vacía enseñanza de que los asuntos del dinero debe manejarlos el mercado, la propaganda berreta de que como "son todos ladrones" lo mejor es el que Estado no haga nada... como si los privados hubieran sido tan honestos y eficientes, como si la Aerolíneas que se llevaron hubiera sido un relojito, como si las AFJP hubieran significado la salvación de los jubilados, como si las telefónicas fueran tan baratas y leales, como si el petróleo se hubiera derramado para beneficio del pueblo...
Por eso, en el fondo, este tipo de cambios que hasta pueden resultar de alto impacto no sólo en el corto plazo, causan alguna simpatía. Porque como lo explica Víctor Hugo Morales -alguien que sobre el tema tiene probablemente más autoridad que ninguna otra persona en el país- el pie del Grupo Clarín y sus socios no dejó crecer nada y fue matando todo: los clubes regalaron sus derechos televisivos y quedaron rehenes de ese negocio, el fútbol del interior se cayó a pedazos, los cables de las provincias fueron asfixiados o cooptados mediante maniobras comerciales dignas de la más prolija de las mafias, los controles se hicieron inexistentes...
Eso es lo que se termina, y suena lindo. Mejor sería, todavía, si en vez de un simple cambio de cajeros, en lugar de una sencilla transacción que releva el nombre del privilegiado, se tratara de una modificación más de raíz, que en serio acercara el fútbol a los ciudadanos que menos tienen y que incluso generara excedentes para ocuparse de los temas más importantes y más urgentes.
2 comentarios:
Pero los anti K (acá en La Pampa no sólo radicales, también los "peronistas") son tan ciegos y pelotudos que prefieren que el negocio lo haga Clarín con tal de no reconocerle mérito al Gobierno.
¡No aprueban ni lo que está bien!!
Alguien está censurando mensajes...
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