lunes, 4 de mayo de 2009

La culpa no es de los chanchos...

La Pocha Rusell y su marido Armando Inchaurraga ya están de regreso en el país, según informan los medios serios. Aunque algunos también dicen que se trató de un "viaje de placer"... después no se quejen de que nadie les cree...
El asunto es que Pocha y Armando no sólo se quedaron varados en el aeropuerto porque justo se suspendieron los vuelos a raíz de la gripe porcina, sino que encima -durante la no tan dulce espera- tuvieron que soportar un terremoto. Para que se queden tranquilos, lectores, no les pasó nada...
Hay quienes interpretaron, en algún momento, que la decisión fue discriminatoria, y que simplemente les impidieron el regreso al país tomando en cuenta la morfología de la pareja. "No hay derecho a dejar varada a una persona porque es gordita, tiene patas cortas o al hablar hace oink, oink", dijo un defensor. Pero la situación de supuesta discriminación quedó desechada cuando se supo que no sólo el matrimonio Inchaurraga quedó en esa condición, sino que más de 200 turistas también quedaron varados. Además, la embajada argentina les pagó los gastos, así que ni siquiera tuvieron que romper el chanchito.

Pero lo realmente grave del caso no es lo que les tocó soportar personalmente, sino todo lo que en ese momento perdieron el país y la provincia, porque no se trata de dos ciudadanos cualquiera: Armando Inchaurraga tiene una misión que cumplir en el Instituto de Seguridad Social y la Pocha es nada menos que asesora del Honorable Senado de la Nación, más precisamente de Silvia Gallego.
¡¡Se imaginan todo lo que perdió la patria ante la forzada ausencia de estos dos venerables personajes!!

1 comentario:

Enrique dijo...

La verdad, una perdida terrible por partida doble, pobre provincia y pobre senadora, sin esos dos laburantes de pala!!!!!!!!!!!!

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