Como querellante particular que fui en la causa, el fiscal Raúl Miño nunca me puso al tanto de que había ideado esa maniobra de pactar un arreglo. Estoy en contra del juicio abreviado no porque piense que David Ceferino Cofré merezca estar más tiempo preso, sino porque es un mecanismo que impide que se conozca la verdad por completo.
Más aún: yo hubiera preferido que en estos dos meses Cofré no cargara con el peso de estar privado de su libertad y siguiera normalmente trabajando en el hospital y siendo padre de sus 4 hijos, pero a cambio de que contara toda la verdad.
El arreglo que a Cofré le vendieron como un beneficio en realidad es el que determina que sólo él paga el pato, mientras que sí beneficia a los que lo ayudaron en su tarea, a los que lo protegieron y a los que lo mandaron a entregarse para que el escándalo político no afectara más a los grandes popes marinistas.
Eso es lo que arreglaron el fiscal y el abogado Carlos Pérez Funes: perjudicar a Cofré a cambio de dejar a salvo a los pesos pesados, y de esconder bajo la alfombra detalles de la verdad.
La condena del eslabón más débil de la cadena, al que le dan 2 meses de prisión -una de las mínimas previstas por el Código Penal para el delito de lesiones- es la frutilla de un postre en el que la Justicia demostró su falta de eficacia, su complicidad, su indiferencia, la ausencia de transparencia, su desesperación por poner la verdad lejos del alcance de los ojos ciudadanos y la importancia vital de su comportamiento para que se consagre la impunidad.
La Justicia prefirió comprar la historia oficial de que la patoteada en Victorica fue un piñazo de un punterito. Nada hizo para saber quiénes fueron los patoteros que le dieron cobertura y lo acompañaron. Nada hizo para conocer cómo llegaron a Victorica, quién los llevó de regreso después del ataque, quién les “marcó” el objetivo al que había que darle y quién los obligó a entregarse al día siguiente, para que el hecho no tuviera un costo todavía mayor para los dirigentes involucrados.
La Justicia ni siquiera averiguó los móviles del hecho: determinó que Cofré fue el que pegó la piña, pero es un misterio porqué lo hizo.
La Justicia no hizo nada para saber si efectivamente en vez de una trompada estaba planeado un “puntazo” con arma blanca. La Justicia no hizo nada para averiguar quién dio la orden del ataque bajo el paternalista consejo de que “no le hagan mucho mal”.
La mujer que se animó a contarlo, Zaira Mendoza, tiene una valentía a prueba de todo, pero no será la Justicia quien se la reconozca. La Justicia le tomó el pelo a ella, como le toma el pelo a los ciudadanos cotidianamente.
El Estado estuvo avisado de su precaria situación de seguridad, pero le tocó sufrir primero amenazas telefónicas, después “aprietes” en vivo y en directo y finalmente una golpiza feroz. La agarraron una noche en su casa y le pegaron, la quemaron con el agua hirviendo de la ducha, la hicieron revolcar sobre trozos de vidrio. Un espanto, que por supuesto está impune, porque no identificaron a los agresores.
Esa Justicia -ese Estado que pacta con los barrabravas y los abogados conectados políticamente pero no protege a las mujeres valientes que dicen la verdad- es el que se lavó las manos rápidamente para que este mismo caso no afectara al capo Rubén Marín. Los funcionarios judiciales que él mismo crió en esta provincia no quisieron molestarlo.
Nada extraño, al fin y al cabo. Es lo que viene ocurriendo desde hace largo tiempo: Cofré -que fue un victimario aquella tarde, sí; pero que es también una víctima del sistema que se la agarra siempre con lo más delgado del hilo- va a estar preso 2 meses.
Mucho más interesante que eso hubiera sido que el juicio que impidieron ayudara a conocer otros detalles de verdades más graves; mucho más interesante que la condena a Cofré hubiera sido conocer quién lo mandó a pegar y porqué, quién lo mandó a entregarse y porqué; mucho más interesante que ver preso por un tiempo a “delincuentes fracasados” como Cofré (así diría el criminólogo Elías Neuman), sería ver condenados a sus jefes, a los delincuentes de verdad, a los de guante blanco, a los estafadores, a los corruptos, a los capos mafiosos, a los encubridores y a los que garantizan la impunidad.
J.P.G.
6 comentarios:
Exacto todo lo dicho. El poder judicial es al poder ejecutivo. Son funcionales los dos, y ni hablar del legislativo. Estamos muy lejos de la democracia, esto es la escencia del peronismo, siempre fué así, incluso en algunos momentos corrió demasiada sangre. Hoy es casi más sutil, pero el daño es peor, y el mejor ejemplo de esto está en la no reacción en la majada, que sigue pastando tranquila y balando para que le tiren otro plan.
verdaderamente una verguenza .. los pesados siguen difrutando de la impunidad. una gran payasada.
JPG no seas tan cagón y poné tu nombre y apellido con numero de doc como hacen en todos los diarios digitales y webs, sos un IMPRESENTABLE
Che, que pasó con plan b que no salio al aire hoy???
Pasan estas cosas a diario y después pilas de funcionarios y militantes se rasgan las vestiduras en actos como el reclamo por la desaparición de Julio López, mientras tanto la señora de Luiggi... bien, gracias!
Caraduras!!!
Marín quedate en Buenos Aires y no vuelvas NUNCA MÁS, cuando esta gente se de cuenta el daño que nos has hecho a todos los pampeanos va a ser tarde, vas a estar muerto. Ciegos!!!
Y vos un pavo Anónimo 20:35. Como si nadie supiera quién es JPG. Si sos un pobre ignorante que insulta por cualquier cosa creyendo tener razón, no nos metas en tu bolsa.
Y vos JPG, la próxima vez que escribas poneme tu número de calzado y el talle de boxer o me pierdo y no se a quién estoy leyendoooooo, please!!!
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