El negocio de la política

Bastante hinchado se lo vio a Abel Faidutti, convertido en un fanático escudero del tiernismo, esta mañana, cuando imitando las pendencias de su jefe extendió su brazo derecho en estilo hitleriano para provocar a un grupo de marchistas que fueron a repudiar el intento de Juan Carlos Tierno de reinstalar el régimen fascista que gobernó Santa Rosa durante 87 días.
La fotografía de Margarito Palmer (hermano de Palmiro) ilustra uno de esos momentos imperdibles. A propósito de Faidutti, un artículo de la edición de mayo de El Fisgón en papel, bajo el título "Lo peor de lo peor" describe el modo en que Tierno eligió a sus acompañantes.
Esa nota dice -entre otras cosas- que en su lista también hay mujeres, porque es una obligación para la participación electoral: la que aparece como vice es una desconocida, Isabel Valenzuela de Rossi.
Y también tiene un puesto expectante Silvia de Faidutti, la esposa del “empresario” Abel Faidutti. Silvia de Faidutti tuvo cargo en la breve gestión, ya que se instaló en la Dirección de Asuntos Vecinales.
Faidutti, su marido, no sólo fue uno de los que comandó al grupo de choque que copó violentamente la Legislatura provincial el día en que se aprobó la intervención de la Municipalidad: la relación entre él y su jefe es comercial e interesada.
Fue el que lo “salvó” de los huevazos subiéndolo a un imponente Citrôen C5 con patentes impagas, aquel 1º de marzo. Y fue el que se benefició vendiéndole sus sellos a la Policía provincial (Tierno era ministro del área).
Los negocios y la política, como siempre, van de la mano, independientemente de otras cuestiones íntimas que los unen. Faidutti apuesta fuerte por Tierno: es el propietario de los locales donde se hacen las reuniones para reclutar punteros.
Como se ve, una lista cargada de impresentables. La verdad, al lado de todo esto, Luis “Robin” Martínez (el muchachito del palo verde) era casi un prócer.