El Destripador: Nada es casual

Rolo Cappello.

El primer y más evidente traspié que se enfrenta al denominar con una frase hecha a “X” cosa es éste, o éste o éste otro o también éste.
 
Desde hace un par de meses Nada es Casual ocupa las mañanas de la autodenominada “radio pública”, es decir la AM 730 Khz o FM 96.1 Mhz o LRA3 Radio Nacional.
La conducción está a cargo de Rolo Cappello, secundado por Diana Russo y Gabriela Bonavitta, y el espacio pretende ser un típico magazine informativo matinal de estos tiempos, empleando recursos de la emisora tales como el móvil y los operadores técnicos. Se disputa la audiencia con El Aire de la Mañana (Radionoticias) y PlanB (la Tosca).Uno de los aciertos del envío es el desacartonamiento con el que se encaran los temas, lo que hace llevadero el programa cuando los tres que están en el estudio se encienden. Quizás podría señalarse que hay veces en las que se abusa de la informalidad (Cappello, algunos días, se especializa en el chiste fácil, que por más ocurrente que sea es un recurso que pierde efectividad con la reiteración. Aquí hay que darle un punto a Russo por su correcta lectura de los momentos). Cuando el programa entra en ritmo, va como trompada.
El problema más grave de NEC es que la generación de noticias propias va en cuentagotas (más allá de alguna declaración "para la tribuna": caso González Gomila, el retrógrado ruralista piquense, o José Sappa, presidente del Tribunal de Cuentas), por lo que el sostén del programa termina siendo la agenda que cubre el movilero Daniel Lucchelli y las gacetillas de prensa; las cuales, en lugar de rellenar, directamente se anuncian como EL contenido. De hecho hay un bloque completo destinado a éstas.
La “producción” del programa se resume en los cables o noticias locales del día transcriptas por el periodista de la radio, Javier Urban, y que en la primera hora la Russo lee. Lo que pasa es que por más amena que resulte la voz, por más que Radio Nacional jamás se haya caracterizado por la floripondiez de su artística, escuchar a una locutora una hora seguida leyendo información (tampoco es que de 8 a 9 de la mañana haya tanta), con una notoria desertificación musical de fondo, te tira para atrás, de entrada nomás.
A partir de esa hora empieza el segmento denominado “recargado”. Que no es más que la aparición del conductor Cappello, para meterle un poco de fluidez al espacio, interactuando con el comunicador destacado en exteriores. En rigor de la verdad, es lo más “divertido”.
La mecánica es así: Lucchelli lleva el micrófono hasta la noticia (generalmente relacionada con el ámbito gubernamental, del cual el voluminoso Daniel es fanático). Cuando le toca el turno de preguntar, y luego de saludar protocolarmente al interlocutor, le avisa a Cappello que está con tal funcionario y a tal funcionario que del otro lado está Cappello. Éste último le transmite la pregunta que quiere hacer a Daniel –que en ese momento vendría a ser una especie de “Farolera” periodística–, entonces quien sostiene el micrófono le dice al entrevistado que “del estudio le quieren hacer una pregunta”, por ejemplo, para que –finalmente– el conductor le realice la inquisitoria.
Un ejemplo textual:
ROLO: –Ya que está el ministro de Educación, preguntale qué pasó con los libros censurados
DANI: –Ministro, nuestros compañeros en los estudios...
ROLO: –Si ministro que tal Rolo Cappello lo saluda. (...) ya que estamos ¿qué pasó con estos dos libros que según la APE fueron censurados?
 
Otra de las situaciones jugosas se produce cuando Luchelli se pone en plan “gonzo” y va compartiendo su propio diario íntimo con los oyentes:  “Sabés Rolo que estoy entrando al salón de Acuerdos”. “Yo ahora me quedo un rato acá y luego voy a la Casa de Gobierno”.
Otro “bloque” de Nada es Casual (suena parecido a Peor es Nada), está rellenado por Carta Abierta, el nucleamiento de intelectuales Kirchneristas, en el cual –lógicamente y tratando de emular al Lucero del periodismo K 6,7,8– se fumiga todo lo que tenga tufillo opositor. O que no sea K, más precisamente.
Cada día concurre al estudio uno de los soldados de Cristina de acá y hace su parte, a veces demasiado extensa, a veces más entretenida, a veces más filosófica y a veces más enunciativa, dependiendo del que le toque. Entre estos aparecen Aldo Birgier, Raúl Gallo, Miguel García y Alejandro Sokolovsky, entre otros.
A su vez Bonavitta se ocupa de una “agenda cultural” con algunos de los espectáculos del fin de semana (no tiene mucho sentido, igualmente, anunciar el lunes algo que pasará el sábado) y que se engorda con la propaganda de las actividades de ese rubro que realiza la CPE; es decir los talleres. Por más que la verborrágica panelista repita la data casi todos los días, a veces sería bueno emprolijar los contenidos, porque entre los comentarios al margen, el envío de saluditos y la manera de leer medio atropellada, ocasionalmente, se dificulta el entendimiento de qué es lo importante y qué no. Otro punto en contra es que cada tanto se abusa de las noticias cholulas, que si bien causan "gracia", resulta lo mismo que con los chistes.
La “artística” del espacio intenta ser “moderna” con el empleo de múltiples efectos sonoros y guiones “ocurrentes”. Pero a veces, como se dijo antes, se abusa de la repetición. Por ejemplo hay un separador, “¿Sabías qué?”, que termina siendo medio plomizo ya que sumado al delay que se emplea, se pone al aire demasiadas veces.
Tampoco quedan muy creíbles unos jingles del programa en los cuales, tratando de darle un enfoque más socio político a NEC, se reproducen llamados de los oyentes. Sucede que, sugestivamente, éstos van en contra de la Línea Plural de Carlos Verna y/o marcan los yerros de la gestión municipal de Francisco Torroba.
Con todo y pese a las desprolijidades propias y ajenas a la producción (cambio de turnos de operadores, caídas de Internet, etc.) el programa se deja escuchar, en un segmento en el que las producciones locales –históricamente– se han caracterizado por la remolonería y la precariedad, haciendo salvedad de contadas excepciones.

Jack