lunes, 30 de agosto de 2010

Una ex celadora incriminó a los médicos

Máximo Pérez Oneto.
Nuevamente hoy fueron involucrados los médicos Máximo Pérez Oneto, Miguel Aragón y Atilio Cornachione como asistentes de los presos torturados en la Seccional Primera de policía de Santa Rosa. Esta vez quien mencionó a los facultativos fue la ex celadora Hermelinda Gándara, quien declaró en la causa que se sigue a los represores que actuaban en la Subzona 14, durante la dictadura militar.
Gándara trabajó desde el 15 de diciembre de 1977 y estuvo en la primera hasta 1982 cuando fue trasladada a General Pico.
“En el año 1978 fui llamada por los oficiales (Roberto) Fiorucci y (Carlos) Reinhart quienes habían trasladado a una persona del sexo femenino, totalmente sucia, con signos de haber sido sometida a serios castigos”, dijo. Se trataba de la maestra María Zulema Arizo.

La propia docente le contó que había sido torturada con una picana eléctrica y que había estado en un sótano. Luego de que la ayudara a bañarse y cambiarse, ya que por su estado físico, siquiera podía caminar, la detenida ilegalmente fue asistida por Pérez Oneto, Aragón y Cornachione, de quienes –agregó– asistían por la noche a la seccional.
Pero no fue la única vez que Arizo fue flagelada. En el primer piso de la Primera volvió a ser “interrogada” por “los policías Fiorucci, Cenizo, Reta, Reinhart y en algunas ocasiones Constantino, Marenchino y Escalada”, sostuvo.
Gándara también fue testigo de otra aberración. Según contó, en esa repartición policial se le practicó un aborto a Nilda Pérez, otra detenida, que fue examinada por Savioli.
Agregó que no fueron las única presas a las que se las sometía a golpes y torturas. Otras mujeres “eran interrogadas a altas horas de la noche por los policías ya nombrados y bajaban en un estado físico de desgaste total, excitadas y en varios casos quejándose de dolores abdominales”, rememoró, suscribiendo los términos de la declaración que había efectuado en 1984.
En otro orden, el único militar que está siendo juzgado, el ex capitán Néstor Greppi, fue señalado como el “jefe” de los operativos que se realizaban para levantar gente.
Tanto Gerardo Salandra como Ricardos Samos, los dos arquitectos y ex empleados de la dirección de Arquitectura del ministerio de Obras Públicas que hoy prestaron testimonio, Greppi encabezaba el grupo de tareas que los encerró en las primeras horas del 24 de marzo de 1976.
Los profesionales vivían en las casas que la provincia posee en la calle Padre Buodo, y hasta allí llegó un comando bajo la conducción de Greppi, quien los metió presos en la Seccional Primera.
Al ser consultados sobre porqué pensaban que habían sido detenidos, los dos arquitectos coincidieron en señalar que, esa noche, los uniformados les preguntaban por una “bolsita de nylon” que estaba colgada en el lavadero de la casa. “Nos decían que eso era una señal o un mensaje para alguien. Suena ridículo, pero eso es lo que nos dijeron”. La repartición estatal en la que trabajaban, estaba bajo la órbita del Ministerio de Obras Públicas, a cargo de Santiago “Cholo” Covella, quien, casualmente, vivía enfrente de los testigos en aquella época.
A su superior y al secretario, Ricardo Calvo, los pudieron ver en la Unidad 4.
“Covella estaba muy golpeado en la zona del estómago y cuando me fui a despedir de él también lo ví un poco deprimido. Igual él me daba aliento y fuerzas”, recordó Samos. A su turno Salandra recordó con emoción a Calvo, al mencionar que “fue una gran persona y un gran amigo. A él también lo ví muy golpeado en la zona del abdomen. Luego de que fuera liberado lo ayudé a conseguir trabajo en Córdoba. La última vez que hablé con él no quiso que lo fuera a visitar porque estaba muy deteriorado por su estado de salud. Fue un gran amigo y por eso me emociono al recordarlo”.
Fue el propio Calvo el que le comentó que quien los había detenido era el capitán Néstor Greppi.

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