martes, 27 de abril de 2010

Salud: victoriosos y no tanto

Los principales referentes del conflicto en el área de Salud celebraron como una victoria el fin del conflicto, pese a que los reclamos no fueron completamente atendidos. Un grupo de trabajadores del Hospital Evita rechaza el modo en que se llegó al arreglo y que prevé el pago del incremento en forma escalonada hasta el mes de octubre.
Más allá de la coyuntura, el proceso deja algunas puntas para el análisis que, por un lado, muestran la debilidad del gobernador y su entorno y por otro ratifican que los trabajadores organizados pueden torcer el brazo del poder político si actúan con coherencia y perseverancia, aunque también son un alerta estas nuevas grietas que aparecen.
Las medidas de protesta desgastaron al gobierno hasta límites innecesarios, como consecuencia de la que ha sido una de sus
características desde el inicio de la gestión: la extrema lentitud, cuando no la pereza, en la toma de decisiones y la solución de los problemas que se le presentan.


Los trabajadores de Salud salieron a la calle, recorrieron los caminos institucionales, se cobijaron en ATE ante los desplantes de UPCN (una actitud que traerá aparejados costos políticos para su conducción, liderada por el ex diputado oficialista Jorge Lezcano), se hicieron visibles no sólo mediáticamente sino en el día a día...
Y lograron parte de lo que pedían, en una situación compleja en la que también los pacientes empezaban a mirar de reojo a profesionales y trabajadores del sector.


Jorge salió derrotado no sólo porque tuvo que "abrir la mano", como dijeron desde ATE, sino porque la protesta le acarreó severos trastornos: demostró su poco tacto para el manejo de los conflictos de este tipo -un pecado que se vuelve imperdonable para un administrador peronista en una provincia relativamente simple para administrar y en la que el propio PJ hegemoniza el poder político desde hace un cuarto de siglo-, sino porque además se ganó los retos de sus diputados y de los dirigentes de su partido.
Más aún: tuvo que apartar de las negociaciones con sutileza -o no tanto- a su "pollo" el ministro de Salud Luis Ordóñez.


El conflicto, puntual y concreto, quedó zanjado.
Pero así como el movimiento de los trabajadores salió fortalecido desde el punto de vista fáctico y también anímico y mirando hacia el futuro, también es verdad que el jefe del ejecutivo quedó debilitado y que -aunque es desde hace tiempo un rasgo distintivo de esta gestión- es probable que este episodio haya terminado de demostrar palmariamente la falta de autoridad de un gobernador que, la verdad, es tironeado desde todos lados, pero que al mismo tiempo se deja tironear tanto por todos que se paraliza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué grande Néstor!

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