sábado, 17 de abril de 2010

Máxima izquierda tolerable

Guillermo Martínez es escritor y matemático. Tiene 47 años. Vivió dos años en Oxford, Gran Bretaña. Su novela "Crímenes imperceptibles" fue llevada al cine por Alex de la Iglesia.
En los últimos días el diario La Nación le hizo una entrevista, en la que soltó consideraciones interesantes sobre la política nacional.
Laura Di Marco realizó el reportaje en el que Martínez, entre otras cosas, planteó: "Ha surgido un nuevo gorilismo en la era de los K, que consiste en rechazar todo lo que hace este gobierno por considerarlo contaminado y sospechoso. Se trata de un odio irracional, que no se toma el trabajo de analizar cada medida en particular ni de comparar honestamente a esta administración con las anteriores".
Para el escritor, los Kirchner son "la máxima izquierda que puede tolerar la sociedad argentina".
Dice, entre otras cosas:

- "Como hombre con militancia en la izquierda, reconozco que este gobierno hizo muchas de las cosas que haría un gobierno socialista, pero las alianzas que tuvo que trabar para poder sostenerse en el poder me parecen repudiables y hacen que yo no pueda sentir identificación".

- "La gente tiende a descreer de las explicaciones más sencillas y lógicas y, en cambio, cree con facilidad en historias de poderes ocultos que conspiran para producirlos. Esa creencia genera la sensación de que uno es un iluminado y no un ingenuo, como todos los que 'compran' la versión oficial. Por eso digo que es un mecanismo que está al servicio de elevar la autoestima. Aunque, ojo, a veces los paranoicos tienen razón. Es obvio que las logias existen, pero de ahí a suponer que todo lo publicado es falso hay un trecho largo".

- "La política me interesó siempre. Como socialista, observé el surgimiento de este gobierno con escepticismo, pero poco después me sorprendió empezar a tener cierta esperanza. Por ejemplo, cuando se reabrieron los juicios a los militares, que ya nadie pedía; cuando tranquilizaron el desborde social sin matar a nadie y, sobre todo, cuando rompieron el discurso único en el manejo de la economía y dejamos de tener un monitoreo constante sobre nuestros asuntos".

-¿Por qué cree que existe tanto rechazo hacia el kirchnerismo, sobre todo en la clase media?

-Porque la clase media argentina -a diferencia de las clases medias en otros países donde he vivido, como Gran Bretaña o Estados Unidos- es muy ostentosa y sólo se solidariza con las clases más bajas cuando le va mal. ¿Te acordás cuando, en 2001, golpeaban cacerolas? Entonces, en el declive, es cuando la clase media está de acuerdo con un gobierno que impulsa el aumento de los impuestos o el blanqueo de la empleada doméstica. Pero esa alianza se rompe cuando las franjas medias empiezan a mejorar y entonces ya no están tan de acuerdo con los impuestos, porque tocan su bolsillo. Ese fenómeno encarna el nuevo gorilismo que vemos hoy.

-¿En qué consistiría ese neogorilismo del que habla?
-Es un odio irracional a cualquier cosa que haga este gobierno, sin tomarse el trabajo de pensar honestamente si la medida es buena o mala para ellos. O de comparar esas medidas con las administraciones anteriores, que no fueron mejores. Los brotes de felicidad que produjo la enfermedad de Kirchner fueron otro indicador. Lo más elocuente de este gorilismo es que cuando la clase media comienza a mejorar también empieza a mimetizarse con los valores de la clase alta.

-Pero ¿no es este gobierno el que basa su modelo en el aumento del consumo y mide sus logros en función de la cantidad de autos o de electrodomésticos vendidos?
-Sí, claro. Pero habría que recalcar que existe otro sector de la clase media que se enrola en la educación, en los deportes o en las ciencias, que está más volcado a la cultura y que no necesita consumir tanto. Por otra parte, el Gobierno también debería tomar en cuenta los consumos culturales para medir logros, en lugar de deprimirse porque no rompimos un récord de venta de autos. Es curioso observar lo que sucede con los autos y el tránsito en la Argentina, porque son reveladores de nuestra cultura política. Estar al volante es administrar un pequeño poder, que pone a prueba la autolimitación. Y por la forma en que se maneja, es obvio que eso no ocurre. Cómo manejan resume quiénes son los argentinos.

-¿Y la autolimitación no implica, también, renunciar a comprar dos millones de dólares cuando se tiene información privilegiada, precisamente por estar en el poder?
-Desde luego. Por eso siempre creí que haber nombrado la Corte que tenemos fue un momento de iluminación, en el que sí hubo una autolimitación. Fue un milagro.

-Usted señala los vicios de la clase media, pero el escaso apego de los Kirchner a la autolimitación, o sus alianzas dudosas, también socavaron sus lazos con las clases medias urbanas.
-El problema es muy difícil desde la ética política. Es probable que, para poder sostenerse en el poder en la Argentina un gobierno necesite hacer cosas repudiables: aliarse con intendentes impresentables, sindicalistas que chantajean, capitalistas amigos o con ciertos medios que ahora son enemigos, pero que antes eran amigos...

-Usted dice que los K son la máxima izquierda tolerable en la Argentina. ¿Y a Pino Solanas dónde lo ubica, entonces?
-Pino no podría hacer nada. No tendría la fuerza para barrer con viejas estructuras, ni tampoco para enfrentar factores de poder.

5 comentarios:

luna dijo...

muy buena nota.
Agradezco que diario fizgón la haya publicado

Anónimo dijo...

por supuesto: se refiere este nuevo cráneo argentino exportado, encima de "izquierda"; a la fuerza que no tendría Pino, porque no tendría los votos, me supongo. Pero, y claro, los votos son del peronismo desde siempre y quien sabe por cuantos años más. Desgraciadamente. O acaso tendríamos que trabajar desde adentro como los pinguinos ? que decadencia . . .

Anónimo dijo...

El último mensaje es un poco confuso, o confundido. Primero, que el análisis se hace desde la hipótesis de que Pino tenga los votos. Segundo, eso de que "los votos son del peronismo"... debiera incluir a Pino Solanas, un peronista desde siempre.

Fredy dijo...

"-Porque la clase media argentina -a diferencia de las clases medias en otros países donde he vivido, como Gran Bretaña o Estados Unidos- es muy ostentosa y sólo se solidariza con las clases más bajas cuando le va mal."

No me imaginaba que las clases medias yanquis e inglesas eran taaan solidarias. Es más sospecho que son peores que las clases medias locales.

¿ya nadie pedía los juicios a los militares????? ¿¿¿Kirchner inventó a Carlotto-Bonafini?????

Anónimo dijo...

Uno, en este juego de la hipótesis, de aventurar designios desde la voluntad popular, como un ejercicio o ensayo, no...me preguntaba leyendo esta nota: ¿Qué huebiera pasado, o cómo hubiera reaccionado la Iglesia (el Clero), el Éjercito de los 70-80, y la Sociedad Rural Argentina, si aquí, hubiera ganado las elecciones, un Partido Socialista o el mismo partido Comunista...?
Tenemos una sociedad muy maccarthista, muy facha, muy reaccionaria, demasiado capitalista y retrógada.

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