Lila Downs, un perfil

Es una petisa morocha y fortachona, que pierde la mirada y se aprovecha de la mixtura de sus rasgos para seducir sobre el escenario. Y encima, canta. Y muy bien. Hija de un padre yanqui (Allen Downs), docente de origen escocés y de una madre del México profundo (Anita Sánchez) que se ganaba la vida cantando en un cabarute, Lila Downs fue bautizada por la mismísima Chavela Vargas como su heredera, con todo lo que eso quiere decir.
Este viernes 9 y sábado 10 de abril, Lila volverá a estar en la Argentina: contoneará sus curvas y dejará escapar en su voz la dulzura y los dolores de su tierra, sobre el escenario del Gran Rex.
Allí hará lo que mejor sabe, ella que es una reina de las mixturas: amuchará sus rancheras, boleros, cumbias, un poco de jazz, algo de pop, una estética rockera, corridos y hip hop. De todo un poco.
Cuanta Lila que hubo una vez en parecía que se alejaba de la música, pero la "redescubrió". Tenía 18 años y recuerda especialmente el nombre que la "devolvió" a los orígenes: Mercedes Sosa, nada menos.
Justamente con Mercedes Sosa cantó en Córdoba, a fines de 2008: las fotos que aquí aparecen reflejan ese instante.

Lila nació en Tlaxiaco, un pueblito de la pintoresquísima región de Oaxaca, en el año '68. De jovencita se le dio por el estudio de músicas y armonías y así fue como fue a parar a Minnesota. Se dedicó a cantar ópera. Hasta que apareció en algún rincón Mercedes Sosa, después de unos años como jipi en los Estados Unidos.
Estudio Antropología, que de bastante le sirve a sus espectáculos, donde no sólo expone melodías sino también historias, ideas y leyendas.
Su primer disco es "La Sundunga". Le siguieron otros nueve y nada indica que vaya a detenerse.
A principios de este siglo le llegó el glamour, cuando grabó un tema para la película "Frida". En el filme "Fados" también hace de las suyas: interpreta -y en portugués- una deliciosa versión de Fou na travessa da palha.
En todo ese camino, la cabeza le hizo click: de aquella jovencita que escondía su vergüenza por ser mitad india y mitad yanqui, a esta mujer que está orgullosa de su mezcla. Y se nota.

Fotos: María Cecilia Fernández