La amante de Italo

A mediados de los años noventa su hermana Morelia, la diseñadora que vive en Séte, a orillas del Mediterráneo, le presta un libro: Las ciudades invisibles, de Italo Calvino. Entre los relatos leyó La ciudad y los ojos. 3 que decía algo así: Después de andar siete días a través de boscajes, el que va a Baucis no consigue verla y ha llegado. Los finos zancos que se alzan en el suelo a gran distancia uno de otro y se pierden entre las nubes, sostienen la ciudad. Se sube por escalerillas. Los habitantes rara vez se muestran en tierra: tienen arriba todo lo necesario y prefieren no bajar. Nada de la ciudad toca el suelo salvo las largas patas de flamenco en que se apoya, y en los días luminosos, una sombra calada y angulosa que se dibuja en el follaje. Tres hipótesis circulan sobre los habitantes de Baucis: que odian la tierra; que la respetan al punto de no tener contacto; que la aman tal como era antes de ellos, y con catalejos y telescopios apuntando hacia abajo no se cansan de pasarle revista, hoja por hoja, hormiga por hormiga, contemplando fascinados su propia ausencia. La palabra ausencia lo fulmina como un rayo. ¿Cómo pensar en Baucis y en esos ocho años que no ve a su hermana? ¿Piensa César en esos ocho años que no ve a la hermana? La distancia del afecto es imposible medir: es falso contar las veces puntuales que Morelia es recuerdo; está latente en el teléfono cada semana y nunca hasta ahora pudo ver los hijos de César crecer. Allá en Francia la nieve los divierte y atentos esperan la llegada de un nuevo verano europeo. Josep grabará su último disco y los hijos más grandes buscarán ser más independientes. César siente que en ese rinconcito del Talar de Pacheco las hojas planean en el viento y las noches arrancan frescas. En el barsucho de la esquina de su casa pide una Heineken bien fría y mira Vélez Sarsfield-Argentinos Juniors. Ni se concentra en el resultado. Al rato piensa, mirando el color ámbar del vaso, cuando volverá a ver a su hermana. ¿Piensa cuándo volverá a ver a su hermana? No, prefiere no pensar la posibilidad de ver a su hermana.

Negro Vachino