Encolumnado

El veterano articulista José Villarreal (foto), que firma sus floridas columnas en el diario La Arena con el seudónimo de JOTAVÉ, encontró un curioso modo de blanquear su complicidad con la última dictadura militar.
La ya habitual nota dominical del periodista Mario Vega, que en principio reflejaba a “personajes” de la ciudad y ahora ha extendido su campo de acción, le permitió a JOTAVÉ no sólo dejar en un cono de sombras cuál fue su papel en la página más negra de la historia pampeana, sino además refirirse con desprecio a los que se las dan de “campeones de la democracia”.
Durante el régimen militar, cuando en varios centros clandestinos instalados en La Pampa se secuestraba y se torturaba, Villarreal era decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa.
Es decir: integraba las “listas blancas” del milicaje, en contra de los miembros de las sufridas “listas negras”.
El artículo hace una referencia al golpe militar que no se entiende muy bien si sale de boca del entrevistado o del periodista, pero el asunto es que da a entender que Villarreal “creyó que sería un golpe militar como otros” (sic), como si eso fuera un argumento de justificación.
Más aún, el veterano columnista de La Arena (Villarreal) pronuncia una frase que en realidad merecería alguna aclaración: “Es evidente hoy que en el '76 los militares quisieron hacer de nuevo al país, matando a los que tuvieran que matar”, dice. Ajá, sí, eso está muy claro. No hay que haber leído a los clásicos ni ser un erudito para darse cuenta de eso, pero… ¿él está/ba de acuerdo o no?
La pregunta no está, la respuesta tampoco.
Después vienen más paliativos: JOTAVÉ cuenta que fue funcionario universitario de puro bueno y caritativo, porque la universidad estaba en quiebra. Lamenta, entonces, que no se tenga en cuenta –así lo dice– “a cuántos hoy ‘campeones de la democracia’ salvé”.
“Yo hice una vida posible, tratando de vivir, de estudiar, de construir una familia, de tener un proyecto, por eso no opté por el exilio. Preferí quedarme, aunque se pudiera vivir en el exilio... porque esta es mi tierra, esta es mi gente, y la tragedia argentina es mi tragedia, aunque pudiera ser que uno no tiene la fuerza para cambiarla, porque ese no es su tiempo, ese no es su plan”.
No hace falta agregar más nada, ¿verdad?
Y sin embargo, se puede agregar. Porque en otro recuadro del mismo reportaje, Villarreal se confiesa un golpista. No en los ’70, pero sí en los ’50: reconoce que conspiró contra el gobierno de Juan Domingo Perón. Pero eso sí: ni bien dio los primeros pasos de esa batalla tuvo miedo y prefirió dar marcha atrás.