Acampañados

La burda campaña que se montó esta semana contra el gobierno municipal de Francisco Torroba es la consecuencia de sus propias debilidades y metidas de pata, pero fundamentalmente de la ofensiva que tejen los sectores que quieren debilitar políticamente el espacio del Frente Pampeano (FrePam). La administración comunal afronta críticas por su inacción y lentitud en determinados campos; por ciertas decisiones contrapuestas a los principios que llevaron al FrePam al gobierno y por el manejo de la crisis que produjo la inundación (los vecinos todavía no recibieron la ayuda prometida mediante subsidios). Sintéticamente: lejos está el gobierno torrobista de haber traído el Paraíso a la ciudad. Pero el repentino ataque no está tan basado en esos aspectos racionales, sino que tiene intereses que van más allá.

Mientras el diario La Arena dedica al gobierno municipal sólo lisonajas y justificaciones, algunos medios locales se han hecho eco del deseo del Partido Justicialista que ambiciona con ansias recuperar el gobierno de la capital provincial y también del radicalismo más tradicional, que pretende conservar sus espacios de poder y manejo presupuestario y que siempre miró de reojo la coalición con otras fuerzas políticas.

El diario El Diario instaló el tema durante esta semana, en artículos donde también se canalizan enojos personales con el intendente. El kiosco web del operador Adrián Medina se hizo eco rápidamente.

Con la excusa de que Torroba lanzó su campaña para la Gobernación de 2011 en Ingeniero Luiggi, El Diario fue a buscar voces que cuestionaran al intendente capitalino. Y las encontró donde era previsible, pese a presentar los cuestionamientos como "inesperados": en el diputado Carlos Bruno -referente de la Linea Blanca, de estilo tan negociador que fue uno de los que pretendió en su momento abrirle una puerta a la continuidad del gobierno de Juan Carlos Tierno en Santa Rosa-, en el concejal Leandro Altolaguirre -del sector celeste, que aunque es moderado en las observaciones siempre tiene alguna chicanita a mano para con la gestión municipal- y en el ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad César Rodríguez, referente del peronismo santarroseño que no se banca haber perdido el gobierno municipal.

Lo curioso es que nadie cree seriamente que Torroba de veras haya lanzado su postulación en Luiggi: no porque él lo haya desmentido -al fin y al cabo podría ser otra mentira- sino porque ni siquiera hay una frase que haya pronunciado ese día que permita constatar que se trató de un acto proselitista.

Y hay un hecho más contundente todavía: en la mesa de cabecera estuvo presente el presidente del Comité Provincia Mauro Pildaín, uno de los principales referentes de la Blanca. Si de veras hubiera sido el anuncio de Torroba 2011, sería más noticia el hecho de que tiene apoyo de Pildaín que el propio lanzamiento.

Podría resumirse del siguiente modo: a lo mejor Torroba arrancó la campaña, eso no es seguro todavía; lo que sí está claro es que la que arrancó es la campaña contra Torroba.

Eso no tapa lo evidente: Torroba es uno de los claros pre-candidatos de la UCR para la Gobernación. No es ninguna novedad y ningún secreto. Tampoco que la Blanca tendrá su postulante, y que probablemente sea Juan Carlos Marino.

El asunto es que ese supuesto acto político le sirvió en bandeja las críticas a Bruno y compañía. El radicalismo no sólo está dividido en colores: también está dividido entre quienes están cómodos en su papel de segunda fuerza y quienes aspiran a gobernar la provincia; y está dividido entre quienes pretenden serguir abriendo las puertas del FrePam a la participación de otras fuerzas políticas y otros sectores y quienes se sienten mucho mejor achicando esos espacios y copándolos con históricas y tradicionales figuras de la UCR.

Por eso es que arrancó la campaña. Y recién empieza.