
Es que la afirmación del intendente de Lonquimay Luis Rogers se llevó todas las palmas, y no era para menos. El veredicto, de alguna manera, había sido adelantado por el ex gobernador Rubén Marín, quien saludó a Rogers con un "sos mi ídolo" después de que el jefe comunal pronunciara a boca de jarro su máxima histórica: "el cabaret es un lugar de contención espiritual", dijo y la sentencia bien merece el graffiti.
El 49% de los que intervinieron en la simpática consulta de este blog se inclinaron por esa definición. Muy atrás quedaron, en un segundo lugar y con el 18%, la sentencia que soltó la increíble tiernista Viviana Rodríguez -quien muy suelta de cuerpo se animó a "denunciar" que a ella y sus compinches "nos procesaron por trabajar"-; y la definición que el gobernador Oscar Mario Jorge hizo de un funcionario que tuneó el auto oficial: "este muchacho no puede ser tan boludo".
El 14% se inclinó con otra máxima inolvidable, que tiene por autor al secretario de Obras Públicas del municipio frepamista, Diego Bosch: "muchos de los que eligen que sus hijos chapoteen entre la mierda tienen TV por cable".
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