Contradicción IV

El diario que durante el proceso de Tierno Intendente resultó un defensor de la diversidad, el que resistió con aparente convicción los embates propios del fascismo, el que soportó incluso una ridícula denuncia penal por sus supuestos intentos “desestabilizadores” (es decir el diario El Diario), se despacha respecto de la Ley de Medios con un artículo editorial vergonzoso, tan inconcebible que se anima a afirmar que la nueva ley en discusión es incluso peor para la libertad de expresión que la que elaboraron las inconstitucionales gestiones de torturadores, desaparecedores, asesinos y ladrones.
Bajo el increíble título “Ley de Medios: un instrumento que puede volverse peligroso”, el matutino de El Gallito arremete con un gorilismo a prueba de cualquier cosa, soltando medias verdades con una impunidad indecorosa, defendiendo a los pulpos enormes del mercado concentrado, considerando que las grandes empresas son algo así como carmelitas descalzas que nos informan y nos divierten mientras que las cooperativas o los medios comunitarios son una manga de jipis, o clientes del sistema político que van a decir todo lo que el funcionariaje les ordene (y eso en las empresas privadas no pasa, claro…).
El salvaje artículo se permite afirmar, sin ponerse colorado: “cuando el texto se convierta en Ley, el peligro de censura y de autocensura de las voces independientes será mayor, ya que se habrá cercenado casi toda posibilidad de que los medios y sus periodistas puedan intermediar libremente entre la información y los ciudadanos”. ¿De dónde se puede sacar semejante conclusión?
También merece aportarse un detalle que, en verdad, no se sabe si reduciría la pena que merece El Diario o la agravaría: esas editoriales no son más que artículos manoteados a determinados columnistas (de agencias nacionales, o de espacios de Internet, o de otros medios). En este caso puntual, y aunque en El Diario le rebanan la firma como si diera lo mismo (eso sí que es “un instrumento que puede volverse peligroso”) se trata de una opinión de un tal Hugo Grimaldi, que también fue publicada textualmente –por ejemplo– por el diario El Liberal de Santiago del Estero (aunque en ese caso le respetaron el crédito).
Tampoco debiera sorprender tanto tamaña barbaridad si se toma en cuenta que el diario El Diario fue uno de los pocos medios de Latinoamérica y del mundo en defender el golpe de Estado en Honduras, utilizando la misma metodología para elaborar su editorial: el “copiar y pegar” de otro lado, y recortar la firma del verdadero autor de la nota.
Pero debe haber más contradicciones, así que escuchamos...