El ser y la nada

Ante la cantidad de cosas -de las cotidianas y de las profundas- que los gobiernos no hacen, esto de lo que vamos a hablar es una reverenda pavada. Pero también sirve para demostrar que ni pavadas hacen.
El asunto es que hace demasiado tiempo ya (desde los primeros días de diciembre, cuando se corrió la competencia que organizó "Córner") que en pleno centro de la ciudad, justo frente a la Plaza San Martín, hay montado un escenario que no cumple ninguna tarea.
O en todo caso, tiene la sola misión de ser un típico "cazaboludos", es decir: atrapa a aquellos que preguntan "¿para qué es ese escenario?".
También sirve para estimular la imaginación: hay quienes al pasar por el lugar y notar esa extraña presencia suponen que algo importante está por pasar, que al intendente se le acaba de ocurrir alguna medida importante para anunciar con bombos y platillos, que vuelve Juan Carlos Tierno para impulsar desde ahí arriba su "escuela para padres" o que una banda integrada por funcionarios es capaz de subirse para tocar las estrofas del Himno Nacional Argentino mientras izan la bandera.
Pero claro... es puro delirio. En realidad el escenario permanece ahí por pura pereza, desidia y vagancia. Lo mismo que los detestables trapos rojos que cuelgan del edificio municipal, como si no fuera que ya pasaron las fiestas de fin/principio de año.
Es una pavada, claro, todo es una pavada. Pero también una demostración de ese letargo oficial, tan hermoso, tan representativo: las autoridades municipales, por lo visto, también hacen lo que el pueblo quiere. Nada.