2008 ya fue: no habrá ninguno igual

Se va el guacho, que pasó tan rapidito, cargado de adrenalina, de momentos inolvidables, de enfrentamientos buenos y no tanto.
Un negro va derecho a la Casa Blanca mientras nos dicen que el nuevo despiporre financiero es algo así como la refundación (no la refundición) del capitalismo.
El campo, ahora que los precios internacionales se le vinieron abajo, hasta hubiera deseado la aplicación de la Resolución 125.
Retenidos y no tanto se ensañaron con la Cristina en este 2008, y ella se ensañó consigo misma, y su marido también. Así nos tuvieron entre dimes y diretes, entre inflaciones y deflaciones, con precios haciendo saltimbanquis, rutas cortadas por los mismos que antes vituperaban los piquetes; sangre y sudor y lágrimas en la patria de la leche derramada y del líder desdentado Alfredo De Angeli.
Raro y loco este 2008 del facho al que le fue como River: empezó como un campeón y terminó haciendo mucho ruido al caer (pero nunca dejó de ser millonario).
Será involidable este 2008 de una Santa Rosa extraordinaria, desmintiéndose a sí misma, convirtiendo el gris en colores de carnaval, la quietud en movimiento, la mediocridad en acción política, el no te metás en movilizaciones populares. Ni a Capusotto se le hubieran ocurrido, además, esos carnavales policromáticos en que estallaban griteríos y consignas.
Francisco Torroba se pellizcará esta medianoche cuando brinde, para saber si no estaba soñando lo imposible: que un radical gane las elecciones en la capital pampeana.
Cirilo Aimetta, tal vez, vuelva a pedir perdón por haber censurado. En una esas presenta otra renuncia y -como pasó dos o tres veces en 2008- el 2009 no se la acepta y sigue siendo subsecretario de Cultura.
El Ningo Jorge continuará con su indecisa costumbre de entrar en duda: a lo mejor no sabe si brindar a la hora pampeana o -ya que tantos favores le debe a la city y tanto interés tiene por el modo en que lo tratan en Buenos Aires- alzar la copa junto con los porteños, que tienen sus propios relojes, su propio Tierno (o su propio Macri), su propio pinito y su propia Plaza.
Se va el 2008 de la guerra del petróleo, del tránsito descocado, de la Justicia injusta, el año en que Servis Trinitatis salió a la luz como si fuera una novedad, el año en que por fin la jueza Cristina Baladrón apareció en los medios como correspondía y el año en que -otra vez- la gente salió a la calle para pedir, para reclamar y para exigir que se cumplan los derechos humanos que a Rubén Funes no le importaron tanto.
Se va el 2008 en que explotaron en La Pampa los medios de comunicación a través de Internet, y se está yendo este año de mierda y este maravilloso año, este año en que Tierno quiso recortar las libertades y este año en que no lo dejamos, este año que no es más que un capricho del calendario en el que desde ya la vida sigue y por lo tanto la lucha continúa.
Tuvo sombras este año, como aquel día en que en la Unidad Educativa 10 censuraron una novelita de Daniel Pellegrino, demasiado osada para los docentes pacatos. Y tuvo luces este año, porque esa misma novela se leyó en la vía pública, en la mismísima vereda del establecimiento castrador y tijeretero.
Tuvo sombras este año, como las que aportaron los legisladores provinciales negándose a repudiar el veto del gobernador a la reglamentación del aborto no punible. Y tuvo luces este año, como el día en que la lucha de los puesteros del Oeste tuvo en Tiófila Videla el ejemplo de que a veces la victoria está al alcance de la mano y de la voluntad.
Tuvo sombras este año, a cada rato, ante cada desplante del poder político, ante cada sordera y cada ceguera; ante cada miopía y cada soberbia, ante aquel día en que Jorge desafió a los ciudadanos y les dijo: "los contamos y son 750..."
Y tuvo luces este año, como aquel maravilloso 6 de enero que es, sin duda, la gran fecha no sólo de este 2008 sino de varios años para atrás. Por eso cuando esta noche despidamos al señor no nos olvidemos que no habrá ninguno igual, no habrá ninguno.
Sobre todo por esa jornada -ese día especial, tan resumen de todo un proceso- cargada de sentido, de símbolos y colores; la que sucedió a los epopéyicos carnavales y a los huevos del 1 de marzo; la que precedió al festejo del día siguiente, ese viernes inolvidable en que las pancartas de las mujeres le gritaron golpeador en la cara al facho y mamarracho.
Ese 6 de marzo de 2008, histórico y revulsivo, cuando el edificio municipal se abrió de puertas para que los ciudadanos se metieran a ocupar los espacios, a discutir el futuro, a copar las bancas del Concejo Deliberante, a llenar los pasillos de alegría y de fervor.
Ese 6 de marzo de 2008 en que el pueblo echó al tirano, todos mezclados como en la fiesta de Serrat, el noble con el villano y el prohombre con el gusano, sin importarles la facha. Ese sólo día, ese sólo momento de sonrisas y corazones latiendo entusiasmados y orgullosos de sí mismos, ese sólo instante valió la pena por un año entero.
Claro que -dicho está- la vida sigue y la lucha continúa.
Viene el 2009 y no hay un sorete en el poder local, pero hay mucho facho dando vueltas, y habrá demasiado por hacer -más allá de los brindis-, demasiado por revolver y por cambiar, cuando con la resaca a cuestas vuelva el rico a su riqueza, el pobre a su pobreza, el señor cura a sus misas y el avaro a las divisas.