Especialistas en embarrar la cancha

Cuando el nuevo intendente Francisco Torroba asumió con pretendidos gestos de generosidad, creyó que tenía como "oposición" en el Concejo Deliberante a un sector político con el que al menos podía compartirse la idea de una convivencia no traumática. La pifió: el tiernismo que hace base en el legislativo comunal persigue antes que nada embarrar la cancha.
Y si esta es la situación en este momento, con la gestión recién iniciada, no cuesta imaginarse lo que puede ocurrir a partir del año que viene, que es un 2009 electoral en el que además el PJ tiene enormes luchas intestinas que -como siempre- va a trasladar a la sociedad en su conjunto.
Torroba propició un gesto de aparente transparencia y republicanismo elemental cuando ofreció al PJ que proponga una terna para designar al presidente del cuerpo de Relatores, que es el organismo que debe controlar las cuentas y vigilar al ejecutivo. Pero se encontró con la liviandad del Consejo Local de Unidades Básicas, que se negó a participar, y de los concejales tiernistas que se cagaron en la petición y ofrecieron sólo un nombre.
No sólo eso: aportaron la identidad del contador Hugo Iglesias -un ex funcionario tiernista supuestamente hábil en tareas de vigilancia- sin ningún detalle respecto de su trayectoria, o currículum. Tiraron un nombre al voleo, como si fuera un sorete al río.
Además, los mismos concejales presentaron ya un pedido de informes ridículo y desubicado, pretendiendo que se violó una ordenanza porque la designación de funcionarios se hizo de acuerdo al organigrama tradicional y no al que había gestado el capricho del intendente fracasado Juan Carlos Tierno.
¿Cómo es eso? Cuando Tierno llegó al municipio, el 10 de diciembre del año pasado, armó un organigrama cargado de puestos y cargos para darles conchabo a sus punteros y fanáticos. Llenó el municipio de funcionarios. Una de las primeras cosas que hizo el interventor Gustavo Fernández Mendía fue derogar esa ordenanza y volver al esquema de gabinete tradicional, que es el mismo que tomó Torroba.
Ahora los tiernistas dicen que un comisionado no estaría en condiciones de derogar ordenanzas, por lo tanto estaría vigente la de Tierno y Torroba debería haber designado funcionarios en consecuencia.
Una payasada sin sustento, una ridiculez que confirma que los caraduras de Oscar Vignatti y su troupe llegaron al municipio con un objetivo clarísimo: embarrar la cancha y poner palos en la rueda.