El Pelado trae el fruto de sus afanos

El Pelado Jorge Rodríguez, que fue jefe de Gabinete durante el menemismo, decidió que Santa Rosa -su terruño querido- fuera escenario para invertir lo que con tanto afán supo ganarse en estos años. Así lo publica hoy El Diario (la foto también es de ese periódico), que indica que Rodríguez tiene un vínculo con la empresa que está pagando la construcción de un imponente edificio en pleno centro de Santa Rosa. Señala El Diario en su edición de hoy:

El ex jefe de Gabinete menemista Jorge Rodríguez -conocido como “El Pelado”- está poniendo en marcha aquello que alguna vez se llamó “efecto derrame” y que consistía, supuestamente, en una suerte de distribución de la riqueza explicada más o menos así: con la Convertibilidad a los ricos les iba tan pero tan bien que a mediano plazo esos efectos se extendían al resto de la sociedad.
Rodríguez, que logró un abultadísimo éxito económico desde que alcanzó cargos en el Gobierno Nacional, no se olvida de su terruño: ahora estaría invirtiendo en Santa Rosa, más concretamente en un proyecto faraónico de apariencia millonaria.
De acuerdo con lo que pudo saber El Diario, de fuentes municipales, el ex funcionario está estrechamente vinculado a un proyecto que levanta un imponente edificio de departamentos en pleno centro de la capital provincial. La firma constructora sería “IACO Construcciones”.
El edificio está en plena construcción y se ubica sobre la calle Coronel Gil, a pocos metros de la esquina con Lisandro de la Torre. Es una de las tantas inversiones cuantiosas que hay en estas horas en Santa Rosa.
Quizá por aquello de que siempre se vuelve al primer amor, o porque tiene intenciones de ser profeta en su tierra, Rodríguez -quien alguna vez se afincó en Miami con la idea de quedarse de por vida- eligió a Santa Rosa como lugar para invertir el dinero del que se hizo en sus largos años en la administración pública.
Santa Rosa es la ciudad en que a Rodríguez lo recuerdan como era antes de trepar y convertirse en el jefe formal de la Banda de los Pampeanos: un ingeniero de bajo perfil y costumbres austeras, que no tenía demasiado para ostentar y al que tampoco -en base a los talentos demostrados- se le podían augurar demasiados logros en la carrera política.
Pero Menem lo hizo.
En La Pampa Rodríguez había sido ministro de Educación, cuestionadísimo por los trabajadores de la educación. Siguió trabajando en esa problemática en el Congreso Nacional y Menem lo eligió como ministro del área. De ahí pegó el salto más grande de su carrera, hacia la Jefatura de Gabinete. Con el paso de los años se generaría una polémica por la verdadera jefatura de esa banda: Rodríguez tenía el cargo más importante pero Miguel Solé se reivindicó públicamente como el autor intelectual de los procederes de aquel grupo de pampeanos que trascendió las fronteras, no sólo geográficas sino de la historia.
Rodríguez siguió soñando: en algún momento abrigó la esperanza de pelear por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, pero no pasó demasiado tiempo hasta que tuvo que postergar sus ambiciones de crecimiento político por preocupaciones más terrenales y urgentes, como responderle a la Justicia las variadas sospechan que pesan sobre él.