sábado, 9 de agosto de 2008

Una exigencia: dignidad y calidad humana

Durante la movilización contra el fascismo y contra el miedo, por la Justicia y la Libertad, se dio lectura a un documento elaborado por las Mujeres por la Solidaridad. Se reproduce textualmente.
Repudiamos la agresión que sufrió días pasados la militante de DDHH Marta Candia,
mientras se manifestaba en una marcha junto a artistas y vecin@s autoconvocados. Consideramos que las manifestaciones de repudio a la gestión de JC Tierno y a su candidatura son legítimas, y expresan la exigencia de dignidad y calidad humana que deberíamos demandar de aquell@s que nos gobiernan, nos representan o aspiran a hacerlo. Pobre ejercicio de ciudadanía tendríamos, si no advirtiésemos que sujetos que han llegado a golpear y torturar a personas de su círculo afectivo cercano, no deben acceder a cargos públicos, desde los que se supone “cuidarán” los intereses y la “seguridad” de l@s habitantes de esta ciudad. En esa línea de análisis no nos tranquiliza que el más alto índice de chicos golpeados en comisarías, lo encabece su gestión como Ministro de Justicia, marcando la estrecha correlación entre el accionar público y privado de las personas, en relación al uso abusivo del poder.
Las movilizaciones por estos motivos descubrieron una ciudad diferente y much@s
pensamos que ya nunca más Santa Rosa sería una ciudad que volvería la espalda a las injusticias. Hubo un avance en el reconocimiento de la violencia doméstica y de género, ya expresada en una ley que no deja de ser importante aunque deba ser modificada para que logre dar frutos, en la sensibilización ante el tema, en actos concretos y en algunos fallos judiciales. Sin embargo hoy sentimos que hemos retrocedido, que para algun@s, acciones que repugnan a cualquier persona con sentido común y sensibilidad normal, pasan a ser “cosas de la vida privada”, o delitos que ya prescribieron, o actitudes que no estaban contempladas (para variar, siendo sus víctimas mayoritariamente mujeres) en el Código Penal…
Pero hay hechos que no debieran prescribir en la memoria colectiva, a riesgo de que nos convirtamos en cómplices de nuevas ignominias, con impunidad disfrazada de distracción, de “allá lejos y hace tiempo”, de “no tenemos pruebas” cuando en el momento en que las hubo los de siempre se ocuparon de taparlas, de pisarlas, para que la impunidad siguiera regando el avance de la injusticia y la violencia.
Este no es un momento cualquiera para la ciudadanía santarroseña, no es ésta una elección
más. Es un punto de inflexión, pero también es una oportunidad.
Debemos elegir la calidad humana y
ética, además de política, de quien nos gobierne, debemos luchar contra la violencia que padecen las mujeres, comprometernos con nuestros jóvenes y su futuro, o seremos irremisiblemente cómplices de lo que la justicia no ha querido castigar, de entronizar a los victimarios mientras las víctimas huyen, o sufren, o padecen miedo y secuelas de su maltrato. De avalar la mano dura, los métodos antidemocráticos, para supuestamente corregir aquello que antes se supo propiciar.
Reivindicamos el justo enojo que esta situación, esta candidatura indeseable y vergonzosa, nos provoca. Nuestro derecho a manifestarlo, en nombre de nuestra conciencia, y en defensa de nuestra salud.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mientras haya mujeres como éstas, no todo estará perdido.

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