Más que un nuevo episodio de la interna entre ultravernistas y jorgistas, lo que puso en evidencia la discusión entre el diputado Juan Ramón Garay y el funcionario del ejecutivo Jorge Varela fue la existencia de un pingüe negocio del que ellos saben todo y los ciudadanos poco y nada.
En el medio de la pelea verbal y de los dimes y diretes aparece, contundente, el petróleo. Y todo lo que significa: dinero, influencia, privilegios, suculentos presupuestos que van de acá para allá.
Ahora se entiende un poco mejor porqué hace algunas semanas desde las usinas vernistas decían que en realidad Jorge no es lento, sino que está “empetrolado”.
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