Súper Chanta

Ya recibió acusaciones de golpeador, torturador, apropiador de campos, mentiroso y facho. Ya tiene 2 o 3 denuncias en la Justicia que investigan el caos que dejó tras pasar 3 breves meses por el municipio. Ya lo apodaron Loco y Sorete.
Pero Juan Carlos Tierno sigue haciendo esfuerzos para sumar características negativas a su personalidad: ahora bien le cabe el mote de chanta.
Fiel al ejercicio de la politiquería barata que ha practicado desde hace tiempo en el PJ, donde aprendió –entre otras cosas– la gimnasia de la obediencia debida, anda en estas horas repartiendo unos volantitos impresentables, con un caradurismo a prueba de balas.
Miente a la pavote –que aparenta ser una de las cosas que más le gusta– y llama a reunirse en un local de Unanue 470, donde empiezan a atender a las 10 de la mañana (¿no es muy tarde, para tratarse de esta gente tan impoluta y tempranera?).
Hay una frase del volante que es increíblemente chanta: “Este es un pequeño reflejo de lo que estábamos haciendo. Nada más ni nada menos que cumplir con lo que habíamos propuesto. La credibilidad real no está en la capacidad para prometer, sino en la capacidad para cumplir”.
¿Acaso Tierno había prometido dejar la Municipalidad a los 87 días? Sí había prometido jamás presentar la renuncia, y sin embargo lo hizo en medio de la intervención para tratar de arreglar y salvar a su cohorte de alcahuetes. Eso lo había jurado por sus hijos y por la memoria de su padre.
Imaginen: si así es capaz de tratar a los de su sangre, ¿qué quedará para el resto de los ciudadanos?