Y en los otros países que estuve viviendo también.
Como si nada fuese real en esta casita que ocupa una esquina.
Siempre pasa lo mismo.
Me siento un apátrida.
El tiempo corre nervioso en este lugar tranquilo.
Me siento en falta, insólito.
Torpe y desgarbado, frágil: un deshielo.
Me siento sobre el borde de esta mesa de cocina y observo.
Una muchedumbre de hormigas se escapa por el zócalo.
Caminan por la madera hasta la puerta y se van.
Negro Vachino
3 comentarios:
yo creía que ibas a hablar del Borde. pero me olvidaba que vos nunca estuviste en ningun lado.
es evidente que el borde que nos separa, anónimo sin clase, no registra ni nombre: es un abismo...anduve caminando, con mi mochila al hombro, por el frente de tus sueños, vos con las luces bajas pálidas, las mismas tonterías de siempre, apagadas, abúlicas...y ni siquierate te diste el lujo de despertarte para darte cuenta...
que Bien Vachino! me encanta que pongas en su sitio "con clase" a los que critican y no dan la cara, me encanta lo que haces! y Exitos!
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