miércoles, 10 de noviembre de 2010

Más que un padre es un amigo

José Hernández.
La tradición bien entendida (al igual que el concepto de “patria”) no nace con un sentido conservador, al contrario. Es en su origen un reclamo de retorno a las cosas buenas, a los usos y costumbres trocadas por otras impuestas, a veces foráneas. Por ejemplo, el libro máximo, "El gaucho Martín Fierro”, fue escrito como una fuerte crítica de José Hernández a lo que sucedía en Argentina en ese momento y –particularmente– un ataque no tan velado hacia el Gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, nada menos. 
El Día de la Tradición se celebra (podría decirse que se festeja, en este caso) hoy, 10 de noviembre, porque fue el día en que nació Hernández, quien fue un cultor del gaucho y sus costumbres, una especie de “paria” cuando la sociedad comenzó a “modernizarse”. No es desacertado decir que el autodidacta escritor fue un gaucho.
Esta fecha, este compromiso, fue establecido por ley en 1939, pero su origen puede rastrearse hasta el ’28 cuando se funda la agrupación BASES, un organismo que tuvo por objetivo la “contribución al enriquecimiento del intelecto para sobreponerse al materialismo de la época”.
La palabra Tradición deriva del Latín “tradere” y quiere decir donación o legado. Es lo que identifica a un pueblo y lo diferencia de los demás, es algo propio y profundo, siendo un conjunto de costumbres que se transmiten de padres a hijos. Cada generación recibe el legado de las que la anteceden y colabora aportando lo suyo para las futuras. Así es que la tradición de una nación constituye su cultura popular y se forja de las costumbres de cada región. Nada que ver con el patrioterismo, ni con los milicos, ni con el Gobierno opresor.

 

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