lunes, 20 de septiembre de 2010

Pánico y locura en I-Sat


Hunter Stockton Thompson fue un periodista genial y descabellado, creador del término “gonzo” para determinar una clase de escritura en la que se mezcla la denuncia, datos muy precisos y ficción. Es decir que en sus notas no podía discernirse con claridad entre la objetividad y subjetividad. Llegó a convertirse él mismo en la “noticia”, a fuerza de realizar crónicas inolvidables, sobre todo para la revista Rolling Stone, de la cual fue jefe del departamento de Política hasta su muerte. Pero Thompson nunca fue un periodista de oficina. Muy por el contrario, y armado de una de las primeras máquinas de fax, viajaba por toda norteamérica cubriendo diversos eventos y enviando las notas en la última hora de cierre para su publicación en “crudo”, sin edición, cosa que era casi imposible de realizar.
El nacimiento del estilo “gonzo” –como suele ocurrir en estos casos– fue un accidente. En 1970, apremiado por el límite de tiempo para entregar una crónica sobre una carrera de caballos (a la que tituló El Derby de Kentucky es decadente y depravado) nuestro hombre optó por arrancar las hojas de su cuaderno de apuntes y enviarlos a la redacción, sin corregir y sin siquiera ordenarlos de forma alguna. Las notas estaban escritas en primera persona y eran más que nada la impresión subjetiva que Hunter había percibido.
Cuando ya estaba resignado, suponiendo que lo iban a despedir, el editor lo llamó para felicitarlo. Fue su colega Bill Cardoso quien bautizó ese estilo como “gonzo”, mientras ambos viajaban en colectivo para cubrir las elecciones presidenciales en New Hampshire. “Bien, eso es lo que hago. Gonzo” respondió entusiasmado el escritor de las gorras y las boquillas para fumar sus Dunhill.
Por esos años Thompson se involucró en la política, especialmente siguiendo las campañas de los candidatos y denunciando las mentiras y pactos de la mayoría de los políticos, pero con especial encarnizamiento por Richard Nixon, a quien consideraba la peor “basura”. Pudo entrevistar al entonces aspirante a la Casa Blanca dentro de su limusina durante un viaje que duró varias horas, y escribir un texto en el que arrancaba diciendo que Nixon era amable, para luego darle con un caño y anunciar –palabras más, palabras menos– la farsa que sería si ganaba las elecciones. Se considera que Hunter fue quien puso el último clavo en el ataúd del Sueño Americano.
Luego vino el reconocimiento y la “fama”. Hunter se convirtió en una especie de celebridad, no sólo en el ámbito del periodismo, sino en la vida social. Algo así como una estrella de rock: cuando se apersonaba en una conferencia de prensa firmaba más autógrafos que el propio protagonista.
Un fresco de su vida fue retratado en la película Pánico y Locura en Las Vegas, de Terry Gilliam (director surgido del grupo Monty Pyton), con Johnny Deep caracterizando (muy bien) al periodista.
Por estos días el canal de cable I-Sat está proyectando un par de documentales acerca de Thompson: en uno de ellos se hace una especie de semblanza de su vida y en el otro, “Buy The Ticket, Take The Ride”, sus “amigos” cuentan la delirante experiencia de haberlo conocido. En él aparecen los testimonios del propio Deep (quien para representarlo en la película, poco menos que se fue a vivir con Hunter para copiarle los gestos, la forma de hablar y de mover las manos), Tom Wolfe, Bill Murray, Benicio del Toro, John Cusack, Sean Penn y varias personalidades más. Hoy a las 23:30 horas.
Thompson, quien había nacido un 18 de julio de 1937, murió el 20 de febrero de 2005 luego de dispararse un tiro en la cabeza; acción que no sorprendió a nadie, aunque entristeció a muchos.

1 comentario:

Lector dijo...

Vi el primero de los documentales, Gonzo: la vida y trabajo del Dr. Hunter S. Thompson, y la verdad es que está construido como dice la nota, como la radiografía de una estrella de rock. Y la metáfora de la marca de la ola en la montaña no tiene desperdicio. Muy recomendable.

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