-Si te agarro te parto en ocho como una pizza- dice con una risa adolescente que hacía tiempo no tenía y escucha la contestación mientras sigue con la vista el trote femenino:
-a vos no se te para viejo mugriento- y los cachetes continúan mordiendo la calza verde amarilla cuando aparece el alma contestataria de Vicente el vagabundo y replica:
–ayudame con ese ojete- el ping pong de voces lejanas se vuelve amoroso, la chica gritando, también picada en sus adentros, no afloja:
–que te ayude la puta de tu hermana- para que el canto del cisne cierre el griterío con el sencillo, alegre y conciliador:
–no tiene tus mañas, culona- y ya la figura aeróbica no le contesta más que con señas obscenas, vistas de lejos medio ridículas al perderse entre los demás corredores pero el revuelo avispa hasta el botón de la esquina. Se le acerca con cara de perro:
–documentooooooooooos y Vicente en un impulso sale corriendo.
Negro Vachino
4 comentarios:
Qué vulgaridad!
A mi me gustó.
yseguro que sos vachino
No, ni soy Vachino y ni siquiera lo conozco.
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