domingo, 22 de agosto de 2010

La valija

Ayer. Sí, fue ayer. La valija estaba cerrada como siempre. Y dentro,  recuerdos que nunca veo (los niego sabiendo.) La valija me produce siempre la misma sensación, el efecto del rechazo en los imanes: escapo de tantear la apertura cuando me atrae revivir sus historias (que son las mías).
Fue ayer. Sin resistirme abrí el vendaval de objetos, papeles y banalidades que explotó en esa sobada maleta vieja. Pasaban los años en cada detalle: un atado flaco y vacío de cigarrillos, varios dibujos y frases en papel de diario, boletos capicúas del 12, el 152 y el 95, remeras rotas y pequeñas latas de pastillas.
Pienso mucho, en demasía. Los recuerdos me hunden en una caminata dulce por el pasado. Pero pienso en el punto del reencuentro de todas las cosas y es ahí que la psique me coloca en un lugar ajeno. Soy un espectador de mi historia.
Ayer, sí fue ayer, abrí la valija y mis años, los momentos de las risas y también el frío de los recuerdos cuando pegan malos, molestos.
¿Por qué me asusto?
¿Atemorizan mis recuerdos?
¿No son sólo objetos inocuos olvidadizos en una valija destartalada?
¿Por qué los guardo?                    
Pienso.
Mucho. Demasiado.
Ayer, sí fue ayer.
La valija estaba cerrada.
Como siempre.
No la abrí.
Negro Vachino

1 comentario:

soliman el magnifico dijo...

che esta fue la valija de antonini wilson o la de uberti.
digan por favor cual es.

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