lunes, 23 de agosto de 2010

Aguante el amarillismo

Desde ya que todo el mundo habla del resultado, que es -guste o lo- lo más importante de todo. A eso se suma, como corresponde, alguna reflexión sobre la actuación.
Ahora aparece como parte de los primeros planos la declaración insólita del DT, que como serruchándose su propio piso interpretó como lógico que se ponga en duda su continuidad cuando apenas van 3 partidos.
Otros gustan de darle mucho tiempo e importancia a la cuestión de "los 3 en el fondo", como si ese sólo detalle por sí mismo significara algo.
Pero a esta altura no se puede creer que en el Mundo Boca no haya ninguna referencia, desde la indignación o al menos desde la sorpresa, que aluda a la nueva camiseta.
Dando por sentado que deben cumplirse determinados requisitos marketineros que exigen las marcas y todo eso, ¿cómo puede ser que la camiseta de Boca, vista de espaldas, haya modificado sus colores?
¿Quién permitió que le sacaran la banda amarilla de la espalda, como si tal cosa?
¿A quién se le ocurrió que ni siquiera el número, o el nombre del jugador, conservaran el histórico amarillo?
Ya se han hecho otros intentos nefastos en el mismo sentido: aquella gris y azul cuando la plata la ponía Quilmes y la camiseta se parecía a una latita, las patéticas rayitas blancas diviendo el azul y el oro, la que incluyó una banda al estilo gallináceo, las "alternativas" -como la que muestra la foto- diseñadas para cualquier cosa menos para un partido de fútbol...
Así estamos... perder al fútbol, un partido, se puede perder con cualquiera.
Pero es inaceptable que la pérdida de la identidad incluya hasta lo más preciado: el color de la camiseta, viejo.
Nadie lo va a decir, pero el amarillo furioso les da miedo a los rivales. Y existe una tesis de difícil comprobación -pero de aún más dificultosa desmentida- que dice que Boca vivió sus mejores etapas deportivas en los momentos en que más fuerte fue el amarillo de sus colores.
Hoy, vista de espaldas, la camiseta de Boca es lo mismo que cualquier otra que tenga azul y blanzo: bien podría ser, en vez de la gloriosa casaca bostera, la remera suplente de Huracán, la camiseta de Godoy Cruz, la de Vélez o la de Quilmes.
Así que déjense de joder: ¡devuelvan el amarillo!
J.P.G.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Entrevista a Fogwill: In memorian


http://www.newpolitic.com/layouts/home_news_display.jsp?id=10712

Anónimo dijo...

En este momento por más que a los jugadores de boquita los tiñan de amarillo patito, no les dan miedo ni a mi abuela que tiene 99 años y mira todo el día TN.

Anónimo dijo...

Ojalá el problema fuera la camiseta.

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