Tres párrafos del artículo que Edi Zunino firmó hoy en Perfil.
- Ya es hora de reconocerles a Néstor y a Cristina Kirchner que, con su a menudo brutal manejo de la esgrima, han logrado montar infinidad de escenas a su gusto, entretenidas y polarizadas en blanco y negro, de las cuales, airosos o no, supieron salir con la máscara deshilachada del contendiente en la mano.
- Las recientes invocaciones a la guerra divina y al contenido diabólico del proyecto de matrimonio gay proferidas por el cardenal Bergoglio sólo sirvieron para dar por confirmadas las convicciones medievales que animan a buena parte de la Iglesia, así como en 2008 un sector de la dirigencia agropecuaria mostró su verdadero rostro al plantear que debía cerrarse el Congreso si se aprobaba la Resolución 125 o del mismo modo en que Eduardo Duhalde pisó el palito al proponer (para ganar mezquinamente alguna visibilidad de opositor) que debían terminarse de una buena vez los juicios a los represores de los 70.
- Aparte de los directamente interesados, los grandes ganadores parecieron ser los Kirchner, a quienes también debe reconocérseles el diseño de un novedoso dispositivo de poder que contempla, a la vez, la posibilidad de una segunda reelección consecutiva como la de una retirada representando a sectores sociales que no serán definitorios de una elección, pero que generan opinión pública y pueden dar base a una movediza oposición inspirada en posturas progresistas. Resulta lógico pensar que el proyecto de matrimonio gay amplió el consenso de los K en ámbitos universitarios, culturales, artísticos y profesionales (incluso periodísticos) a los que el peronismo había abandonado hace rato, el alfonsinismo y la Alianza frustraron y la izquierda de banderas rojas se mostró incapaz de contener.
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