Después de múltiples discusiones internas, idas y venidas, el bloque de diputados del Frente Pampeano dio a entender que no le interesa sumarse a Pampetrol en las actuales condiciones, pese a que la ley fue aprobada por el oficialismo en la Cámara de Diputados.
¿Qué pasará ahora?
"Mientras se insista en mantener Pampetrol como un apéndice político partidario, incluso de un sector interno del oficialismo, despreciando la importancia que una empresa petrolera provincial debería tener para el futuro de la provincia, la presente ley resulta insuficiente y configura una distracción para ocultar su mal manejo", plantearon los legisladores de la oposición.
Así dieron a entender que se negarán a integrar la empresa, pese a la aprobación de la ley que habilita la participación opositora, y luego de que en las últimas semanas trascendiera no sólo que el FrePam aceptaría la dirección y la sindicatura ofrecidas, sino que ya le había puesto el nombre de Antonio Berhongaray, Pacheco (foto).
"En forma inmediata deben realizarse profundos cambios de rumbo. La Pampa carece de una Política Petrolera y en dicho marco Pampetrol así no sirve, y este debate es político y debe darse en esta legislatura, no en su Directorio", dijo ahora el FrePam, en un documento difundido en las últimas horas que se publica textualmente a continuación.
No puede pretenderse discutir el proyecto de reforma de Pampetrol, sin considerar la situación actual, presente, del tema y en este caso, de la empresa. En los últimos 2 años, después de la conformación de las UTES con empresas petroleras para explorar las áreas petroleras a fines de 2007, la realidad de Pampetrol muestra que hay claras consecuencias de los errores y falencias en su creación y en su manejo, en la conformación de su directorio, de su gerencia y en las decisiones tomadas desde que comenzó a operar.
La realidad nos muestra claramente que la decisión de la creación de la empresa se tomó sin tener una política petrolera clara, mejor dicho sin tener una política petrolera, más que la búsqueda de aumentar los ingresos fiscales por el aumento de la producción, sin estrategia y sin pensar en el futuro.
Por ello la decisión que hoy se va a tomar de sumar a la oposición a Pampetrol termina siendo un placebo, una distracción, un maquillaje: se cumple en dar participación a la oposición 2 años tarde, se cajoneó un proyecto presentado en abril del 2008 y ahora se desempolva la idea adaptándola a los intereses coyunturales del oficialismo, con el propósito de distraer la atención frente al fracaso de Pampetrol, a la situación de vulnerabilidad en la cual se la ha colocado por su mal manejo y con el fin de ganar tiempo esperando una solución cuasi milagrosa a la situación.
Por ello mientras el oficialismo:
• pretenda mantener a Pampetrol fuera de los genuinos controles directos por parte de los organismos del estado,
• no debata y se apruebe una política petrolera y un plan de acción de mediano y largo plazo para Pampetrol como empresa del Estado, y continúe siendo una entelequia, una estructura meramente administrativa que suple funciones que deberían ser del Estado y no gestione o lo que gestiona lo gestiona mal,
• se insista en mantener a Pampetrol como un apéndice político partidario, incluso de un sector interno del oficialismo, despreciando la importancia que una empresa petrolera provincial debería tener para el futuro de la provincia,
• se mantenga este modelo y este perfil de gestión de Pampetrol que ha fracasado rotundamente, aunque se intenten manotazos de ahogado o fuegos de artificio para superar una coyuntura electoral despreciando la trascendencia del tema petrolero.
Mientras todo esto ocurra, creemos que la incorporación de la oposición a Pampetrol resulta insuficiente y sobre todo extemporánea, una cuestión que 2 años atrás podía resultar esperanzadora para aportar al cambio de rumbo de la empresa, hoy se convirtió en un ardid para distraer la atención y hacer cómplice a la oposición en la situación generada por su mal manejo.
Se pretende hoy distraer la atención del problema central, la falta de una política petrolera y la negativa a que sea debatida y definida.
A ello hay que agregarle que el Poder Ejecutivo Provincial muestra un claro desinterés en tomar cualquier definición en materia petrolera, mirando al petróleo solo como una fuente de recursos, casi 350 millones de pesos este año, que pueda disponer libremente enviándolos a Rentas Generales, y sin preocuparse por ningún aspecto futuro de la temática.
Esta ley en este contexto, en esta situación de crisis de Pampetrol, de carencia de definiciones y de falta de política petrolera provincial, no alcanza. No sirve. Para sostener Pampetrol, para proyectarla como empresa hacia el futuro y para desarrollar el recurso petrolero en la provincia, hoy hace falta una discusión de fondo que deje de lado la especulación coyuntural.
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