Política, una buena palabra

Todo comenzó siendo una bobería. Pero en el fondo, como tantas veces ocurre, pone en evidencia una forma de concebir la política y la cosa pública.
Los funcionarios municipales salieron a quejarse en la semana, en un tono de denuncia, porque integrantes de una agrupación vinculada con un funcionario del PJ cometieron la osadía de limpiar una plaza.
El municipio que comanda el radical Francisco Torroba hizo saber que los "voluntarios" no tenían permiso para hacer lo que hacían. Y los denunció, además, por sus "motivaciones políticas", como si la política fuera un pecado.
"La Municipalidad de Santa Rosa informa a la comunidad que las tareas en espacios públicos que viene realizando un grupo de 'vecinos' que se escudan bajo el nombre de 'Espacio ciudad' nada tienen que ver con el municipio, muy por el contrario, no se registra solicitud alguna para el uso del espacio público, ni mucho menos la acreditación necesaria de la supuesta asociación que realiza las tareas de limpieza", dijo la comuna en un comunicado de prensa, donde la utilización del término "escudarse" no es azaroso.
Se quejaron de que es "una actividad de claro carácter político sectorial, impulsada por un funcionario provincial, con un importante despliegue técnico y de personal", en referencia al subsecretario de Trabajo Marcelo Pedehontaá, dirigente de la Línea Plural.
A simple vista, resulta increíble que se maltrate de semejante modo a un grupo que -vale aclararlo- se limitó a limpiar plazas. El comunicado municipal parece hecho para referirse, en todo caso, a un grupo dedicado a ensuciar y romper plazas.
Resulta inaudito, además, que los funcionarios se sientan propietarios del "espacio público", es decir del espacio de todos.
Mucho más que lo hagan como parte de un gobierno que llegó al poder político municipal justamente como consecuencia de la decisión de los ciudadanos santarroseños de no dejarse avasallar durante la gestión de Juan Carlos Tierno, y de tomar el espacio público como lo que es: un lugar de todos, y no de quienes ostentan puestos burocráticos.
Un detalle, para completarla: la Municipalidad viene recibiendo quejas en todos los barrios porque demora o no hace las tareas de limpieza que le son reclamadas o sugeridas. ¿Qué mejor que haya "vecinos" dispuestos a hacerlo por su cuenta, si es que ni las finanzas ni la infraestructura le alcanzan a la comuna para cumplir con eficiencia en la materia? De lo contrario, el municipio hace la del perro del hortelano: ni limpia ni deja limpiar.
Las referencias al "accionar político" parecen propias de un discurso de otra época. Se entendería una referencia despreciativa al "accionar político" si se denunciara una maniobra oscura para juntar votos, una operación clientelar para aprovecharse de algunas víctimas, alguna trampa, pero en este caso se trata de una actividad que repercute positivamente para la comunidad.
Y no hay que tenerle miedo a "hacer política", desde ya. Todo lo contrario. La política no es una mala palabra, es una buena palabra.
Ojalá hubiera acción política todo el tiempo, y existieran espacios que en afán de sumar adhesiones concreten hechos que valen la pena, elaboren discursos, organicen debates, propicien ideas.
¿Cuál es el problema de que haya una "intención política", como dice el director de Asuntos Vecinales Gustavo Porras?
Porras, como socialista que es, debiera saber -por ejemplo- que existe el Centro Socialista de la Zona Sur, donde militantes de ese partido, en su mayoría jóvenes (aunque no sólo jóvenes) hacen actividad política, conocen los problemas de los vecinos, preguntan por las necesidades de los ciudadanos y actúan tratando de encontrar respuestas y soluciones. O sea: hacen política, tienen una intención política. Y bienvenido sea.