lunes, 3 de mayo de 2010

El que las hace las paga

Hoy se conoció, mediante un comunicado de prensa, que la empresa British Petroleum asume absolutamente la responsabilidad y los costos por el desastre ecológico provocado en el Golfo de Méjico con el derrame del hidrocarburo, y que se compromete a subsanar el daño haciéndose cargo de la limpieza.
El colapso de la plataforma Deepwater Horizonde de la empresa británica y la amenaza que significa el derrame para las costas de Luisiana es un duro recordatorio de los peligros de la industria de la perforación a mar abierto.
En julio de 1988, el gas comprimido sobre la plataforma Piper Alpha, ubicada en el Mar del Norte, se incendió y explotó, dando lugar a un incidente que al final provocó la muerte de 167 personas.
Este accidente, conocido hasta ahora como el peor de la industria petrolera en mar adentro, hizo necesaria que se reevaluaran las normas de seguridad en plataformas de todo el mundo.
Pero si bien los encargados de seguridad de la industria petrolera han establecido mecanismos para minimizar los peligros, la amenaza para los trabajadores y para el medio ambiente sigue presente.
Los datos estadísticos señalan que la seguridad en las perforaciones a mar abierto ha mejorado en los últimos años, pero aún así esta industria continua siendo una de las más peligrosas.
En las compañías perforadoras bajo la supervisión del ente británico de seguridad, el porcentaje de heridos graves y de muertes ha disminuido considerablemente desde 1997.
Pero de acuerdo a la agencia a cargo del manejo de minerales de Estados Unidos, un total de 858 incendios y explosiones ha ocurrido en plataformas que operan en el Golfo de Méjico desde 2001.
Entre los principales peligros se encuentra el manejo de maquinaria pesada, la existencia de sustancias inflamables a una presión muy intensa, los frecuentes viajes en helicóptero para trasladarse entre las instalaciones y tierra firme, y en general, los riesgos que representa trabajar en un ambiente marítimo.
“Lamentablemente los hidrocarburos son inflamables, es algo inevitable”, explica Robert Paterson, director de seguridad del grupo industrial Oil and Gas UK.
“Lo que se necesita es manejar esos peligros y reducir el riesgo al mínimo posible. Pero después de todo el trabajo que ha hecho la industria, la sensación que tenemos es que la probabilidad de que ocurran estos accidentes se ha reducido considerablemente”, añade Paterson.
BP es la compañía con mayor presencia en las perforaciones que se hacen en el Golfo de Méjico y posee numerosas plantas en Estados Unidos y el resto de América Latina. 
En su historial figuran varios antecedentes en materia de seguridad industrial.
A finales del año pasado un jurado en Estados Unidos ordenó a la compañía el pago de US$100 millones en daños a diez trabajadores que alegaban que el escape de una sustancia tóxica en una refinería de petróleo les había provocado daños en la salud.
En ese entonces las agencias ambientales dijeron que no había evidencia de que la sustancia proviniese de la refinería y como informó el corresponsal de la BBC en Estados Unidos, Charles Scanlon, la fuente del escape tóxico nunca fue identificada.
En el caso de la plataforma Deepwater Horizon, BP ha tenido que asumir los costos de limpieza, pero las culpas y responsabilidades podrían ir más allá: Transoceanes, el principal contratista en materia de perforación en aguas profundas. Además de ser el dueño de la plataforma, es el encargado de su manejo para BP.
Otra que podría ser señalada es la compañía Cameron International, fabricante del mecanismo para contener el derrame en caso de un accidente y que no funcionó correctamente.

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