“En un principio todo surgió como un ejercicio de clase, pero cuando vimos que teníamos una gran cantidad de términos acuñados por adolescentes, pensamos que esto era importante y entonces les propuse a los chicos darle formato de libro”, contó la profesora Elena Di Sarli, quien coordinó el trabajo de un grupo de chicos del ex Colegio Nacional de Bahía Blanca.
El “Nuevo Diccionario Adolescente y otras yerbas”, cuya edición fue solventada con fondos aportados por el Instituto Cultural de Bahía Blanca. Los chicos, alumnos y ex alumnos trabajaron durante tres años recopilando palabras de su propio vocabulario.
“Nos reuníamos en la biblioteca del Colegio una vez por semana, y en el año 1995 hicimos una primera edición, pero no pudimos imprimirla, aunque sí la presentamos en un Congreso de Lingüística que se hizo en Bahía Blanca”, explicó la profesora.
Aquel primer trabajo fue un ejercicio, “pero el de ahora es un trabajo más profundo. Lo más gratificante es que fuimos invitados a presentar la obra en
En el “Nuevo Diccionario Adolescente” aparecen términos que si no están dentro de un contexto “son inentendibles para quienes no son jóvenes. Hay palabras del mundo informático que se usaban y tenían un significado en 1995, pero otro distinto en el 2000 como por ejemplo la expresón ‘tildado’”, explicó la docente.
El diccionario incluye palabras como “chabón”, “rollinga”, “emos”, “góticos”, “bostero”, “botinera”, “fuck you”, “galopa”, “caño” y “faso”, curiosamente mezcladas con otras palabras del lunfardo como “rati”, “gorra”, “visera”.
También están “agreta” (que se enoja fácilmente); “alpedismo” (acción de no hacer nada); “arre” (derivada de la expresión “ah re boludo”); “bardear” (molestar) y hasta neologismos bahienses como “caretódromo”, que se refiere al Paseo de Las Esculturas “donde se reúnen los caretas”.
“Este modesto intento de recopilación del habla adolescente propone ver de qué manera las representaciones y actitudes de los jóvenes frente a las distintas necesidades de comunicación crean, recrean y acompañan constantemente la dinámica social”, se lee en la contratapa del libro.
1 comentario:
“Este modesto intento de recopilación del habla adolescente propone ver de qué manera las representaciones y actitudes de los jóvenes frente a las distintas necesidades de comunicación crean, recrean y acompañan constantemente la dinámica social”.
¿No será en todo caso un reflejo de las falencias comunicacionales? No recuerdo bien los números, pero un estudio mostraba la pobreza de vocabulario entre los más jóvenes. Al extremo de no poder explicar una emoción si no es por un "emoticón" o reducir conversaciones al "y bueno, nada" o "tipo nada"
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