Alguno podrá pensar que a alguien se le ocurrió la idea de un libro con la sola intención, nomás, de ponerle un nombre tan pegadizo y que lleva consigo semejante descarga. Pero además de eso, en su obra "Hijos de putas - Testimonios reales. Tener madres que viven del sexo", de Ediciones B. Abril, Adriana Balaguer se dedica a contar historias de vida de diez personas cuyas madres ejercen como prostitutas.
Aparecen cruzados, entonces, el amor, el dolor, el sufrimiento. Balaguer es periodista. Cuenta que tiene tres hijos, que hace Pilates, que ama las frutillas con crema y comparte margaritas a solas con su marido.
Hace años que retrata la vida de otras mujeres en www.mujeressinfronteras.com. "A la mayoría de las mujeres nos gusta ejercitar la omnipresencia: pensamos en qué vamos a cocinar en medio de las reuniones de trabajo. ¿Será por eso que vivimos desesperadas?", se pregunta.
En "Hijos de putas", más que describir la sordidez de un mundo subterráneo, cosa tan de moda ahora que a la tele le gusta tanto meterse con (en) la marginalidad, en este caso se reflejan otras realidades: el sexo por Internet, la cárcel y los pueblos arrinconados del interior del país van apareciendo en estos relatos.
Balaguer se propone hacer “nuevo periodismo”, aunque el género ya no es tan nuevo: sí combina un poco de investigación periodística con una narrativa cuidada.
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