Sabor a nada

No sólo están de moda los libros que escriben periodistas -sobre todo los que tienen impacto a través de la radio y de la pantalla televisiva- sino las discusiones que se arman en torno a esas obras, que generalmente son presentadas como denuncias de algunas decisiones y conductas del gobierno nacional o sus integrantes.
Una de las últimas apariciones fue "¿Qué les pasó?", escrito por Ernesto Tenembaum, quien al menos ha tenido el decoro de presentar su texto como una suerte de impresiones personales respecto de los gobiernos K, y ha evitado referirse a su propia tarea como "periodismo de investigación", esa categoría que ya es difusa de por sí y que más intangible se vuelve cuando la usa -por ejemplo- el marketinero Luis Majul para presentar su "El Dueño".
A Majul ya le dio para que tenga Víctor Hugo Morales, en un comentado debate que bien merece que le demos un post aparte.
Pero la que le apuntó en forma a Tenembaum fue Carolina Mantegari, quien se presenta como editora cultural del espacio virtual del inefable Jorge Asís. Ya más o menos se sabe quién es -o qué es- Jorge Asís, una suerte de escritor/pensador menemista que utiliza un lenguaje florido y que practica con absoluta impunidad algo bastante parecido al cinismo (literalmente hablando).
En su blog, Mantegari arremetió furibundamente contra "¿Qué les pasó?". Mientras Majul elogia ese libro considerando que está escrito "con absoluta honestidad intelectual", con "fina precisión de periodista de investigación, aunque con inocultable dolor personal" y que es un "cachetazo político para el matrimonio presidencial", la crítica de Mantegari lo destroza. Algunos párrafos (bajo el título "Sabor a nada") se reproducen a continuación:

• "Al amparo del raquitismo conceptual de la literatura argentina de ficción, el kirchnerismo promovió, en su debacle y a su pesar, como referencia temática, un fenómeno editorial de aspecto lucrativo".
• "Asístese a las contingencias del boom precario. De la genialidad encargada a la carta.Es protagonizado por los locutores-comunicadores que suelen distribuirse las histerias de la mañana radial".
• "Textos que complementaron la virtual colección 'Literatura de Locutores'. Integrada también por el sanitarista alternativo Ari Paluch. Por los vaivenes, las idas y vueltas de Víctor Hugo Morales. Y por los máximos especialistas en la captación de solidaridades. Los victimizados José Eliaschev y Nelson Castro".
• "El ejercicio de la autoprotección parcialmente corporativa admite la percepción de una incipiente nomenklatura mediática. Con referentes que se retroalimentan, se celebran recíprocamente. Ofrecen, en simultáneo, una fórmula inteligente para posicionarse favorablemente en la próxima peripecia política. Que les permita sobrevivir".
• "En la apurada escritura del Tenembaum indagador, la pasión autorreferencial es complementada por una visión ingenuamente autosatisfactoria, de la generación periodística que lo contiene".
• "Típico comunicador políticamente correcto, de decepción fácil. De resistencia efímera".
• "Se anota, el autor, en la etapa efusiva de 'los días felices' (pág. 44). Cuando desfilan los méritos que lo contienen. Pero se pone crítico con las rigideces que legitiman el alejamiento. Como si fuera otro rescatable 'héroe de la retirada' (pág. 34). De los seducidos precoces, por la magnitud moral de 'los enemigos', que el sujeto -Kirchner- arrastraba (pág. 25).Con esta línea de razonamiento, el florecimiento de críticos tardíos, como Tenembaum, tendría que otorgarle a Kirchner algún rasgo de simpatía".
• "El autor trascribe, aparte, para el rellenado de páginas, textos de su pertenencia publicados en el semanario Veintitrés. Aleluya, alguien se acuerda de ellos".