¿Cuál? Aparecieron policías con caras de poco amigos y les dijeron que como justo estaban cortando el pasto no podían ponerse ahí. De fondo sonaba, casi amenazante, la escuadrilla de bordeadoras.
Querían apostarse bajo el mítico eucaliptus donde han tenido lugar numerosas manifestaciones de acampe, entre ellas las de los planes de empleo, los jubilados y los trabajadores que piden el pago del plus patagónico.
Justo en ese sitio, y tal como muestra la fotografía de acá abajo, un cartelón del gobierno provincial propicia el turismo, el camping, la pesca y la actividad náutica.
Así y todo, los manifestantes pusieron sus iglú, aunque sobre la rotonda que hay en Luro-San Martín. Al lado de la fuente que -por algo será- se bautizó "de los chorros", y que alguna vez inauguró el entonces intendente Oscar Mario Jorge.
Ahora, esa fuente está llena de agua podrida, es un charco maloliente. Y bien saben los profesionales de la Salud que hasta es un foco infeccioso no descacharrizado, y por lo tanto centro de propagación del dengue y otras enfermedades.
Ya que tanto arreglan el pastito del Centro Cívico, no les costaría nada acomodar eso, ¿no?
Pero hay un detalle importante: esta vez, no lo podrán acusar de vago al doctor Roberto De Martini, titular de la Asociación de Profesionales que viene recibiendo los dardazos oficialistas que lo denuncian -a él y a otros- porque cobra mucho pero atiende a un paciente por mes.
De Martini colocó la carpa y para asegurarse la estabilidad apeló a una maniobra poco común en el ambiente campamentil: con una cinta de empaque, aferró las varillas de la carpa a una farola de hierro.
Por su lado, el gobernador Oscar Mario Jorge no vive en una carpa, sino en una burbuja, o en un frasco. Frente al tremendo quilombo que tiene en Salud, una problemática que hace que hasta los propios peronistas empiecen a saltar para decirle al gobierno que tenga cuidado porque el asunto se le está yendo de las manos, habló de la necesidad de cambiar legislaciones y normativas.
Pero nada de modificaciones que agilicen las cosas, que garanticen un piso presupuestario o que obliguen a las corporaciones a portarse como corresponde con el Estado... No, no, no, nada de eso: Jorge se queja de que hay mucha "burocracia" a la hora de disciplinar a los trabajadores.
Créase o no, como un elefante en un bazar, el Ningo mostró su torpeza política al quejarse -tan luego en este contexto- de que los trámites requieren demasiado tiempo para aplicarle sanciones a un empleado.
Cómo estará de patético el sistema de Salud pampeano que hasta el impresentable Rubén Ojuez, subsecretario del área en la época vernista y luego puntero de Juan Carlos Tierno, salió a hablar del asunto y le pegó fuerte al oficialismo.
¡Tan luego Ojuez!
Tan sucio está el gobierno provincial, que en vez de recordar algunas trapisondas con las compras de medicamentos en la gestión anterior, optó por el silencio.
Mientras tanto, ya se sabe: los trabajadores de la Salud Pública -y ni te digo los pacientes- que se caguen.
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