martes, 2 de febrero de 2010

Cosquín: La Pampa sin pena ni gloria

El debate acerca de cuáles son las características, rasgos y particularidades de la identidad pampeana (en el caso de que ésta existiera), fue disparado en los albores de El Fisgón, en el año 1998. Para intercambiar opiniones y encontrar un anclaje en común (o no), este medio convocó en una mesa redonda a los pensadores y hacedores de la cultura regional Rubén Evangelista (Cacho Arenas), José Carlos Depetris, Ana María Lassalle y Juan Carlos Gerardo. En aquella edición basal de junio del ‘98, también participaron con sus escritos Dora Battistón, Miguel de la Cruz y José Maristany, tres personas emparentadas –esencialmente– con las letras.
Gerardo, el reconocido realizador, decía en esa oportunidad: “somos una sociedad muy llana en la que, entonces, es muy difícil cubrirse de los vientos sociales. Es como que no nos podemos proteger bien porque nos voltean. Yo siempre me pregunto: ¿cuánta gente sobresale acá? Pocos… de esta manera quien quiera destacarse tiene que echar fuertes raíces para defenderse. Y cuando salimos a otra ciudad es como que no podemos cortar esas raíces y entonces se terminan formando centros de residentes pampeanos nostálgicos en todos lados”.
Por estos días, y en ocasión de la participación de varios artistas pampeanos en el escenario mayor del folklore nacional, esta polémica se disparó nuevamente.
Antes de entrar en consideraciones tales como si está bien o no que la cultura pampeana se presente en Cosquín (en una de sus habituales declaraciones infelices el actual subsecretario del área dijo que “no me interesa Cosquín”, como si él fuese el “centro” u “objeto” y no quien se encargue de canalizar ese interés), vale aclarar –por las dudas– que la provincia no contó tampoco esta vez con una delegación oficial, y los tres “números” que estuvieron participando, lo hicieron a título personal y en ningún caso como representación institucional de La Pampa. A Ángela Irene, por más que incluyó en su repertorio coscoíno piezas del cancionero regional, no se la va a considerar “pampeana”; sencillamente porque no lo es. Los que estuvieron fueron Voces de la Patria Baya (foto), el Grupo Vocal Calandria invitado por César Isella y los muy pampeanos (en el nombre, al menos) Los Caldenes, a quien nadie cuestiona por tocar cualquier cosa menos canciones pampeanas, y sin embargo están casi todos los años.
La última vez que la provincia tuvo una embajada oficial en el evento más importante de la música nativa, fue en su edición 47º, en el año 2007, cuando se realizó un certamen motorizado por la propia Comisión de Cosquín para elegir el proyecto que representaría a La Pampa. En aquella oportunidad, el espectáculo “Manifiesto del Llano” fue el seleccionado por el jurado, por unanimidad. Se trataba, como se imponía en el reglamento, de un cuadro que incluía poesía, el canto y la danza, y un consecuente proyecto explicando el sentido de la creación artística. Quiere decir que para su elaboración había que ponerse a estudiar.
Esta vez, quienes se ubicaron en el escenario Atahualpa Yupanqui, fueron solamente músicos. Y esto no es un dato menor, ya que la identidad de un pueblo difícilmente pueda estar acotada a una sola manifestación artística. Es más, a diferencia de la idiosincrasia de un santiagueño, salteño, tucumano o jujeño (por ejemplo) los músicos pampeanos casi nunca consideran que la canción está resuelta en cuanto se pueda bailar. Y ese sentido de discriminación, hace que hasta se considere una falta de respeto que cuando ellos tocan, otros bailen. Es pertinente decir que Gonzalo Molina, el representante de La Pampa, se alzó con el segundo lugar en el certamen más importante del malambo en nuestro país este año; por ejemplo. Pero capaz que algunos ni se enteraron.
Otro dato: dentro del cancionero pampeano se pueden contar con los dedos de la mano las piezas que se pueden bailar, porque la mayoría no cumplen con la métrica que marcan las coreografías de las distintas danzas regionales. Y de muchas otras que hacen a nuestra forma de ser y de sentir -identidad- (La Firmeza, Marote pampeano, Resbalosa pampeana, Remedio pampeano, Media Caña, Cielito, Pollito, Prado, Palito, y otros), sólo existen las antiquísimas versiones de autores anónimos. Y esto se debe, mayormente, al desinterés y al desconocimiento por parte de los autores. Son pocos, muy pocos, los músicos y cantores que saben bailar.
Es cierto que nuestra provincia es “joven” (si la consideramos desde la Conquista del Desierto, es decir borrando todo vestigio de los pueblos originarios) y también es patente que –particularmente– en la Babilonia del folklore argentino, La Pampa tiene un peso institucional similar a una boleadora de marlo. Y esto es “culpa” de las sucesivas administraciones culturales, pero también de los propios hacedores, bastante acostumbrados a llorar para mamar. Y, cuando cada muerte de obispo, les dan bola, se suben al Atahualpa Yupanqui y se cagan en las patas.
Pero Cosquín no es sólo actuar en la plaza Próspero Molina. Porque además existe un circuito de peñas, foros de historia y literatura, muestras de artesanías, degustación de platos típicos, y todo el arsenal de la tradición de cada lugar. Bueno, La Pampa ni existe: jamás tuvo una peña, los escritores que han ido a participar de la más que interesante Feria del Libro han sido abandonados a su suerte (y si no hay que preguntarle a Morisoli lo que le pasó cuando fue a Cosquín), y así con el resto de las cosas. Es lógico que la mayoría de la gente de otras provincias que visita el festival, piense que acá no hay nada, ya que cuando el desinterés y la desidia se perpetúan, se convierten en tradición.
Y fuera de los límites de la provincia, el argumento de que un espectáculo pampeano puede basarse solamente en cuatro o cinco canciones de poetas “conocidos”, con algunos arreglitos, no corre más. En realidad, nunca corrió.
El festival se ha profesionalizado hasta el punto en que cualquier grupo de primer o segundo nivel, toca con una formación típicamente roquera de apoyo y una parafernalia técnica que no tiene nada que envidiarle a cualquier evento latinoamericano (como mínimo). Y eso no tiene nada que ver con que el cancionero pampeano sea austero o “aburrido”. De hecho la presentación de Juan Falú, que se subió solito con su guitarra en los casi 50 metros de boca que tiene el escenario, fue de lo mejor que se vio en esta edición.
El tema es que si se quiere jugar en primera, hay que prepararse para ello y poner a los mejores jugadores que se tengan a mano. Sean o no del círculo polar íntimo.
La delegación pampeana a Cosquín debe estar compuesta por lo mejor que haya en ese momento, sea oficial, extra oficial, privada o socialista. Esta es una discusión apéndice (la del carácter), la medular está dada por la calidad del espectáculo que se pretende presentar. Eso, quizás, es algo un poco superior al repertorio que se elige, inclusive. Quienes pudieron seguir el festival, tal vez vieron a Los Carabajales interpretando una de las mejores versiones de la historia de la Huella de Ida y Vuelta, grabada en el disco homónimo. Y no por eso dejan de ser santiagueños hasta las bolas. Por el contrario, en el espectáculo Voces de la Patria Baya, el pretendido representante de la provincia, el mismo tema fue interpretado con el acompañamiento de un bombo; un error conceptual, ya que ese instrumento no es ni remotamente regional.
En resumen, hasta que los intelectuales, artistas, creadores, hacedores y gestores no entiendan cuál es el verdadero sentido de la identidad regional, seguiremos siendo los parias y una provincia del montón. Por lo menos en Cosquín.

L.G.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Luciano, esto es lo que tenés que hacer, mamaste las cosas, sabés de qué hablás. Llenar más de estas cosas que vale la pena leer. Lo mejor que has escrito en muchísimo tiempo (incluso me cuesta encontrar alguna otra nota tuya fisgoneana de esta altura). A propósito, la metáfora de la boleadora de marlo es buenísima. Un saludo.

Anónimo dijo...

me parece que estas meando fuera del tarro.
Para ser artista hay que concentrarse en la propia visión del mundo sin atender tanto a regionalismos o cuestiones de identidad.
Luego si lo que te sale esta ambientado en lo folclorico o nó dependera de las influencias contiguas.

Anónimo dijo...

Buena nota. Los artistas locales no crecen porque no estudian, no leen, no se abren a nuevas corrientes y pensamientos. Se cierran y obstinan y , claro, las referencias son nefastas. En gestiones anteriores- de la actual ni hablar porque es un retroceso de 30 años, lo menos, lamentable, patética, horrible- vinieron profesores, artistas y maestros grossos en todas las disciplinas y " los de acá" no se suman porque creen que todo lo saben. Los escritores se palmean entre si, los músicos se niegan, los cineastas inventan sin teorías ( todo salvo honrosas excepciones y sin ofender) y se transforma todo en una medianía sin calidad.
Me acuerdo que el año que cultura organizó una selección y eligió una delegación-eso que señalás en la nota- organizó un espectáculo con todos en el anfiteatro, con todos y fueron 50 personas y no se convencen.
Mucho se hizo y mucho se niega porque con el discurso de la " pampeanidad" se encierran en la ignorancia . Siempre hay grietas y hay , afortunadamente, jóvenes y otros no tanto animandosé a hacer cosas diferentes, buenas, jugadas y sin prejuicios de tener que sumar forzadamente al caldén y la barda.

Anónimo dijo...

LG. Lo suyo es im-pe-ca-ble!!!

Coincido en un todo con Ud.

Si Ud. se dá cuenta, cómo no se dan cuenta ellos??

Anónimo dijo...

Coincido con LG y con el anónimo de las 17:59 en la parte que dice que la actual gestión de cultura atrasa y es horrible etc etc etc ¿ será eso lo que piensa y quiere este gobierno de la cultura? qué tristeza.

Anónimo dijo...

No ser trata de lo que quiere el gobierno ya que se sustenta en la ignorancia y deseducación, menemismo le dicen.
Con referentes y calidad artística los que expresan - como el Manifiesto- esa cosa llamada pampeanidad debieran apoyados con dineros públicos, cuando la ocasión -quizás Cosquín- lo amerite.

Anónimo dijo...

Confirmado. Muy buena reseña. Parece que en 25 años, al menos, no existio nunca una subsecretaria de cultura que supiera "vender" el producto pampeano.Se llenaron las bocazas hablando de lo mucho que hacian, se llenaron las bocazas mirandose el ombligo, se murieron por la boca ... Narcisos sobran, faltan gestores.

Anónimo dijo...

apunto un detalle: cuando los músicos locales presentan un espectáculo la sociedad pampeana no presta sus oidos. Así como no hay ni nunca hubo una politica cultural desde el Estado para incentivar la educación musical - base para luego exigir que nuestros artistas puedan ofrecernos un espectaculo de calidad- tampoco hay un estímulo desde la sociedad para incentivar la creatividad y encauzar el arte. Cuando se hace un espectaculo local muy pocas personas asisten y las que van reniegan de pagar una modica entrada. Pero el casino siempre se llena aún cuando algunos shows rozan lo mediocre. Cuando hay una feria de artesanos, los pampeanos eligen los puestos de reventa en vez de apoyar el trabajo manual. no olvidemos entonces que el arte es producto de la sociedad de la cual emana.

Anónimo dijo...

Una tesis sobre Cosquin y los pampeanos (pampeanidad y terregenismo)!!! Parece escrita por K.P -y/ó- G.G. pero vamos a creer que la escribió L.G. Clarito como huevo é tero.

Anónimo dijo...

KP+GG=LG
Cada uno en lo suyo son unos maestros: Kuny en las danzas y Guito en la música.... unos verdaderos maestros que no se los reconocen como "deberiamos"

Juan Carlos Arciniegas dijo...

En el caso de la pretendida “pampeanidad”, distingo entre los músicos que fueron dignos exponentes, de una manera casi porfiada, recorriendo un camino, creando una identidad. Un ejemplo claro de ello es Paulino Ortellado (a quien nunca le interesó Cosquín), El Bardino o Edgar Morisoli.
Otros se refugiaron en lo “regional” para ocultar su propia mediocridad, por lo que comparto tu opinión de la falta de formación y estudio de muchos de quienes pretenden defender esa identidad por otros creada. He leído publicaciones, libros e investigaciones con errores de transcripción musical que conspiran contra el pretendido trabajo de rescate, y que averguenzarían a cualquier musicólogo. El Cancionero de los ríos en su reedición, está plagada de errores de ese tipo, por ejemplo.
Finalmente, ha surgido un grupo de personajes que hacen de la “pampeanidad” un hermoso curro, para seguir trenzando en la ola, tratando de manotear lo que pueden, como, en este caso, el Grupo Vocal (?) Calandria, que son 5 y suenan como el Cuti y el Roberto Carabajal. Chantas hay siempre.
Las armonías tienen ideología, decía Jaime Roos, y es absolutamente cierto. Pueden cantar Los Carabajal la Huella de Ida y Vuelta, pero jamás le darán la esencia del ser pampeano.
Quienes estudiamos composición sabemos la sutil diferencia entre la huella pampeana y la bonaerense, entre la cueca cuyana y la nuestra, entre el milongueo del Bardino y el Paisano Santajuliana y la de Larralde o Zitarrosa, por ejemplo.
Hay una manera de componer, arreglar e interpretar la música pampeana, y eso no está en ningún libro: uno lo incorpora de manera empírica, al lado de los genuinos exponentes.
Cierto es que un amiguismo entre cierto grupo de músicos y poetas, impide que nuevas generaciones de músicos adquieran estos conocimientos. En este concepto de los “amigotes”, muchos siguen en un supuesto “camino de identidad regional”, sin avanzar un paso.

Pasando a otro ítem: soy músico, y a mí nunca me interesó Cosquín.
Tiene demasiado de entretenimiento como para compararse con un espectáculo cultural.
Es un fabuloso negocio, donde tratan de estar todos en la vidriera, procurando una fama que en la mayoría de los casos, en los tiempos que corren, resulta efímera y no escapa a las “estrellas” surgidas de los reality show.
Alguien se acuerda del ganador del Rubro Solista Instrumental del año 2005?
Antaño, ser revelación del festival implicaba una proyección profesional para el artista que alcanzaba el logro. Hoy, algunos de los “premios revelación” dan pena. El intérprete que ganó en el rubro solista instrumental este año, toca como un alumno principiante de guitarra clásica, apelando a los clichés más berretas a efectos de alimentar el show.

La pregunta principal es: vale la pena estar en Cosquín? Para qué? Difundir lo nuestro de mala manera, con un ostensible desprecio por la tarea de nuestros músicos desde la organización del Festival?
Qué otra provincia que no tenga ritmos “festivaleros” está representada en el escenario mayor?
Músicos como Libresur son muy respetados en los circuitos culturales alternativos, que son los que interesan, y sabemos que nutren la esencia de nuevo cancionero nacional.
Paulino Ortellado es un referente innegable a nivel nacional de un repertorio guitarrístico, y es respetado (venerado, te diría), por músicos de la talla de Juan Falú.
El Bardino ha sido reconocido como uno de los más grandes poetas populares de Argentina en encuentros de letras de otras provincias.
Escuché decir alguna vez a Hamlet Lima Quintana que Edgar Morisoli tenía la talla poética de Pablo Neruda.
Entonces: necesitamos realmente el cholulismo de Cosquín?
Yo creo que no.
Una vez más, respondemos a la operatoria de los medios, que nos venden lo que quieren, cuando quieren, como quieren. Quien suba al escenario de ese festival, deberá estar dispuesto a pagar el precio de ser funcional a un negocio. No puede pecar de ingenuo diciendo “no lo sabía”.
Y gracias a vos por, al menos, intentar instalar el tema .

Anónimo dijo...

Andy Warhol decía que todo ser humano, que se precie de ser una artísta, tiene SU derecho a los 15´ minutos de fama. Eso es Cosquín!, como bien lo señalaste: una vidriera, la hoguera de las vanidades, para presentar un hipotético producto comercial, que audivisualmente entretenga.La produción de sentido sería la venta del material impreso editado para su proyección de venta... que ya ahora no corre con esto de la "bajada" por internet. Sólo queda reducido el Festival Nacional, a un entretenimiento para el turismo y la televisión pública (ésta última, cercena, mutila, omite, fragmenta, corta, en función de las pautas comerciales), lamentable, inclusive en la calidad técnica del sónido: una paparuchada bah!.La Pampa en Cosquín deberá proyectarse de otras formas, peñas, conferencias, ferias de libros, exposiciones de plásticos, venta de cerámica regional, trenzado en cuero y artes textiles ranquelinas y venta de música regional etc. etc. Recién después vendría la plaza "Próspero Molina" y el escenario "Atahualpa Yupanqui". Digo esto porque van a continuar las futuras Delegaciones, esperando que vayan JÓVENES Y NUEVOS valores, con una mirada renovada en la Música y la Danza, sin perder, necesariamente, la identidad regional.

Anónimo dijo...

Che, una curiosidad: ¿Edith Rosseti, es de Santa Rosa...? Esa no la tenía.Si alguien me cuenta de su trayectoria, discos, recitales, certámenes, festivales, etc. etc. Perdone mi ignorancia : no se si es poetiza, compositora o intérprete. sólo sabemos que tiene una linda voz.

Anónimo dijo...

una cosa que también me intriga

estos grandotes cantores y músicos históricos de la pampeanidad dicen que los lleva y los trae Edith Rosseti, que los vuelve a llevar Edith Rosseti, que van porque los lleva Edith Rosseti, y así todos los años

sin menospreciar la voz y el encanto de Edith Rosseti, ¿no cabría esperar un poquito de independencia o gestión propia de estos muchachones para ir por las suyas?...

también los Calandria fueron colgados de Isella, si no, parece que no arrancaban solos

y en cuanto a los Caldenes, parece que fueron por su cuenta, pero claro, te dan vergüenza ajena cuando ves esa payasada que hacen en el escenario; más o menos como la de Abel Pintos: no son los únicos...

Vista la situación, no podemos esperar mucho, ¿no?

Y aunque Cosquín prezca frívolo, en realidad es vidriera múltiple; están los arribistas y los imitadores que dan pena, pero también están Di Fulvio, el Chango Spasiuk y gente de calidad

bueno, que la siga otro

Aníbal V. dijo...

Recién en el programa de Guito pasaron la versión de Carabajales de la Huella de Ida y Vuelta, y la verdad que tenés razón: está mejor que muchas otras pampeanas. Esto demuestra que en el arte, el DNI no es lo único que importa. La nota me parece buena, además, porque plantea algo central que no se está discutiendo, y es el concepto por "calidad". Un ejemplo que abona ésto que decís: Alberto Cortez es de Rancul y su repertorio no es ni remotamente pampeano. Anoche pasaron en C7 el recital en lo de Badía con Mercedes Sosa, y ese tipo es un monstruo cantanto. Por otro lado, Los Caldenes (pese a su nombre) tocan cualquier verdura, que por suerte no son vejetales pampeanos. Asimismo, desde el otro lado, hay cantores que cantan cosas de acá y son horrible. Y otro no. Espero que esto no se corte acá y sirva para algo, aunque lo dudo, porque de Cosquín se acuerdan una semanita de enero, y después nunca más. Gracias

Anónimo dijo...

Por suerte habrá terminado Cosquín y todos los festivales pero empezó Música en la Plaza, el kioskito que Di Nápoli se arma en la San Martín!!!

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