
Esta situación es consecuencia de la “politización” de los editores y de las empresas: los matutinos se encolumnaron en favor o en contra, sea del Gobierno nacional y sus DNU; sea sobre la continuidad del titular Martín Redrado al frente del Banco Central, e incluso, a la hora de referirse a jueces y camaristas que intervienen en el caso.
Clarín, La Nación y El Cronista se encolumnaron en esta “crisis institucional” detrás de una construcción que muestra a la Casa Rosada procediendo con dos DNU (creación del Fondo del Bicentenario y despido de Martín Redrado) sin consultar al Congreso ni tomar en cuenta la propuesta de la autoridad monetaria, de la cual defienden su autarquía. Además, aprueban el proceder de Redrado, su potestad de cumplir con la Carta Orgánica (no pagar con recursos del Central gastos corrientes; que el Estado no especifique garantías para el circulante).
Mientras que Página/12 y Ámbito respaldan –con matices entre ellos- el accionar oficial. Sus lectores han podido leer que Redrado provocó la crisis por no cumplir con una instrucción de la Presidenta. Que el Fondo fue bien recibido por los mercados (subieron entonces bonos y acciones) y que la baja se produjo por la decisión del Central de no aprobar la letra del futuro bono.
En un tercer espacio editan Crítica y Perfil. Sus editores distribuyen responsabilidad en forma pareja entre los poderes en conflicto. De este modo, en los lectores de un solo diario se genera la lectura de información sesgada o, directamente, desinformación.
(Publicado hoy en Diario sobre Diarios).
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