Advertencia: esta película es malísima

Valiéndose de una interpretación “taquillera” de lo que supuestamente sucederá el 21 del 12 del 12, el multiefectista director Roland Emmerich (Día de la Independencia y El Día Después, entre otras cosas por el estilo) hace explotar el mundo una vez más. Lo bueno es que este tipo por lo menos se dedicó al cine, es decir que solo lo deben padecer quienes pagan la entrada a la sala. Si el hombre llega a ser presidente del mejor país del mundo algún día (cosa muy dable en los papeles) bueno…, no sé, estaríamos en un problema “real”.
Los mayas escribieron en sus códices, entre otras cosas, sus calendarios. Ésta importante cultura americana basaba su cálculo dos cuentas que se conjugaban cíclicamente y que se repite cada 52 años mayas. En la cuenta larga, el tiempo de cómputo comienza el 0.0.0.0.0 4 ahau 8 cumkú, que sería el 13 de agosto del 3.114 antes de Cristo en el calendario gregoriano, y terminará el 21 de diciembre de 2012. Ese es el día en que finaliza la cuenta larga.
El director del bodrio 2012 (así se llama) hace una interpretación disparatada de esto (muy difundida, por cierto, sobre todo en Internet) para realizar una mega producción de efectos especiales con algunos minutos actuados por personas –aparentemente– de carne y hueso.
La película adolece de una de las peores cosas que el cine nos pueden hacer: un guión pobre, pobrísimo. Y –por si fuera poco– personajes harto estereotipados y actuaciones más bien discretas. Es verdad que algunos efectos especiales son impresionantes, pero con eso no basta y llega un punto de la trama en que hasta pudre.
También se recurre a golpes demasiado bajos, fieles al estilo yanquilandia del que ésta película seguramente será la abanderada por un tiempo.
Por supuesto que hay un ruso que es el malo, un pueblo al que se le oculta la información, un presidente yanqui negro y bueno, un funcionario gordo y corrupto, chinos, milicos por todas partes, tibetanos tranquilos y meditabundos sometidos por los rojos chinos, y hasta un perro pequinés que zafa de milagro. Y los norteamericanos finalmente salvan a la humanidad, claro: los miembros de una insignificante familia “americana” terminan siendo los héroes, al destrabar un gigantesco mecanismo que pone en marcha una colosal nave en la que escapan de la catástrofe. Y todos felices.
Cuento el final de la película, porque ya se adivina a la tercera escena. Acá no importa el final, importa todo el artilugio de entre medio. Como en un videojuego.
El film está catalogado como Acción/Aventuras/Drama/Ciencia ficción/Fantasía/Suspenso, con lo que queda claro que está orientado a todo el mundo. Les faltó poner Comedia, ya que tiene –también– un par de chistes malos.
Lo que más enerva, en definitiva, es que esta bazofia animada contribuye a deformar las –a esta altura– famosas predicciones mayas sobre el 2012 gregoriano, en donde lo que se producirá será un cambio en la conciencia de los seres vivos y no toda la paparruchada de explosiones, cataclismos, tsunamis y terremotos que se muestran en pantalla. Y sino, les recomiendo que observen esto, y no malgasten plata en pavadas.

L.G.