Es cierto que todo sorteo de un Mundial tiene ese qué se yo, ¿viste?
Aunque sea una sensación incomparable con la que acontece cuando la pelota se echa a rodar, se trata de una suerte de liturgia que nos mundializa.
Eso signifca, en algún caso, una suerte de lúdico entusiasmo más propio de la infancia que de la adultez; en algún otro caso una precoz idiotización incluso sin necesidad de llegar al partido inaugural y en algunos otros una absoluta indiferencia, que puede ser -por ejemplo- la misma con la que se asiste a la Copa o a cualquier otro episodio popular.
Pero el asunto es que no puede permitirse así nomás que se grite como si fuera un gol el hecho de que nos toque una u otra selección. Ya está dicho: la disposición de las banderitas, el cruce de colores, el armado de los grupos, ya va teniendo algo de futbolero que inspira cierta pasión y manda a correr la adrenalina que corresponde a la sorpresa, al deseo y a la intriga.
Uno se ilusiona con que Portugal sea un obstáculo para Brasil (aunque al mismo tiempo sueña con un cruce con los brasileños), o que Francia y el local se saquen los ojos entre sí, o que España se tope con la Chile de Marcelo Bielsa a ver si le resulta tan fácil... ¡Pero tampoco se puede festejar a boca de jarro que nos tocó Grecia, como hizo esta tarde el impresentable Farinella de Estudio Fútbol!
Se cae de maduro, pero no hay que creer que la suerte de una Selección se define en el sorteo, una pavada que les sienta bien a los medios deportólogos, sobre todo para después hacer análisis de los choques de la historia, pasar viejos tapes con partidos que nada tienen que ver con el que acaecerá en el junio de 2010 e imaginar cruces en cuartos de final que de tan aventurados e histéricos son improbables.
Los otros rivales de Argentina, ya todos lo sabrán, son Nigeria y Corea del Sur. Episodio que lleva a que se mencionen "casualidades" que no lo son o aspectos supuestamente cabalísticos que parecen salidos de un manual de absurdos.
Se ha escuchado en estas horas que hay una apreciable "coincidencia" con el Mundial '86, porque Corea del Sur fue rival en primera ronda, igual que ahora; se ha tomado como mensaje metafísico o poco menos el hecho de que el debut de Maradona como DT será frente a Nigeria, justamente la selección contra la que jugó su último partido; hasta se ensaya el ridículo globo de que si Argentina clasificara y también lo hiciera Uruguay se podría repetir en octavos de final el mismo partido que en México '86...
¿¡¿¡Y?!?! ¿Qué carajos tiene que ver todo esto?
Una cosa es que Bilardo llegue a hacer algún planteo de este tipo, porque ya se sabe, se ve, se escucha... Bilardo está completamente loco. Pero que seres que generalmente parecen racionales anden repitiendo esas gansadas tornan peligroso el momento del Mundial propiamente dicho.
Si ya a esta altura se farfullan semejantes zandeces, ¿qué quedará para cuando llegue junio y haya que llenar un par de horas entre partido y partido?
El sorteo de hoy dejó algunas otras perlitas en el tintero, o bolillas en el bombo, como le dicen ahora... Maradona estuvo prohibido por su histórica referencia a la mamada, pero en representación del fútbol mismo invitaron a un jugador de la selección local, a una robusta morocha que juega en la selección femenina de fútbol de Sudáfrica e incluso al inglés David Beckham, quien -ya sabemos- también la tiene adentro (es sólo un modo de decir).
Después de un despliegue de raza negra, con canciones impresionantes, esculturales cuerpos, movimientos sobrenaturales y una presentación musical de alto vuelo, finalmente la FIFA eligió lo políticamente correcto y dejó que fuera una alta blonda la que manoteara las bolas. Como no podía faltar tampoco una pequeña discriminación de género (el fútbol es para machos), sólo le dejaron la tarea menos importante: leer el resultado que a cada equipo designaba con un número, pero sin intervenir en los papelitos que determinaban los cruces, y que obviamente eran los más emocionantes.
Finalmente, la pelota que anunciaron como la oficial del torneo tiene algo raro: el dibujo es casi más importante que la pelota misma, al punto que hasta parece deformarla como esfera. La pelota, por ahora vista en la tele, parece casi un huevo.
Y aunque desde ya es una ilusión óptica, ¿no podrá joderles un poco la vida a los jugadores, no?
Si es así (y sino también), Messi ya tiene una excusa...
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