Una solución K para los problemas ernestinos

Ya se sabe que en cualquier guerra, la primera víctima es la verdad. La batalla entre el gobierno nacional y el Grupo Clarín no es en ese sentido una excepción.
Sí llama la atención un detalle: el pulpo mediático perdió mucho más las formas que los propios representantes de la clase política, cuestión extraordinaria en este país donde los episodios más bizarros suelen protagonizarlos justamente los dirigentes.
El asunto es que desde hace un tiempo las tapas de Clarín son tan virulentas que, la verdad... El Fisgón un poroto. La historia dirá hasta qué punto los artículos editoriales desembozados, los títulos ultra-parciales y las operetas interesadas de todo tipo y color afectan la credibilidad del matutino y sus medios asociados.
Mientras tanto -y siempre recordando que no existen las carmelitas descalzas K- hay muchachos peronistas que en la red se toman para la chacota los derrapes de Ernestina Herrera de Noble y su gente. El blog de Artemio López reprodujo una tapa trucha, pero lo del verdadero Clarín es tan insistidor e ilimitado que lo que es una joda parece en serio y lo que es en serio parece una joda. (¡¡Que Barcelona reclame derechos de autor!!)