Hombre récord

Alguna vez contó orgulloso en El Fisgón, en el viejo Tiki Taka, que "toqué el piano en un cabaret". Hoy no podría hacerlo. Al menos en Santa Rosa, donde están prohibidos... Pero el asunto es que a Gustavo Fernández Mendía -que de él se trata- parece que no hay lugar que le venga mal.
Ahora es otra vez tapa de los diarios porque va a ser -nuevamente- ministro de Bienestar Social, un cargo que abandonó hace apenas un año y medio, para saltar de acá para allá y terminar cayendo parado en el mismo sitio.
Una rara parábola jorgista: parece que el gobernador anda corto de hombres confiables y entonces cualquier ocurrencia que tiene, cualquier lugar importante o con manejo de guita generoso tiene que ser para Fernández Mendía, el mismo que alguna vez fue su director de Cultura, el que ascendió como vice-intendente, el que se puso las extrañas ropas de "vocero del gobernador" (un cargo inconcebible, sobre todo si el gobernador es Verna), el que pasó a manejar la caja y aceitar relaciones con la prensa desde la Subsecretaría de Medios, el que se disfrazó de candidato a senador para rellenar la lista de Verna y el que terminó en un engendro que nadie sensatamente consideró serio (la llamada Secretaría de Desarrollo Estratégico).
En este último caso, más que Fernández Mendía fue Fernández Mentía, porque lo que quedó en evidencia es la gran falacia oficial cuando para armar ese espacio peroratearon sobre la "visión de largo plazo", los "planes estratégicos", la necesidad de una tarea despegada de la coyuntura y el día a día... todo eso, sí, muy bonito, y resulta que el funcionario al que nombran no dura ni 10 meses.
El asunto es que en 2 añitos y un poco más, Fernández Mendía anduvo por todos lados. Y ha de tener, seguramente, un récord de cargos. O por lo menos de mudanzas.